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#ColumnaInvitada | El dilema de Movimiento Ciudadano

Nos guste o no, Movimiento Ciudadano ha ejercido su derecho a designar candidatos dentro de los tiempos legales, haciendo política a su manera.
mar 26 septiembre 2023 12:01 AM
dante delgado y enrique alfaro
A Movimiento Ciudadano se le termina el tiempo y se le acaban los nombres para la boleta. Acaso esto explique que, después de haber estado al borde de la ruptura, el gobernador Enrique Alfaro (der.) y el dirigente Dante Delgado hayan vuelto a cerrar filas, señala David Gómez-Álvarez.

El sabio puede cambiar de opinión; el necio, nunca. Es una de las célebres frases del filósofo Immanuel Kant. En política, lo que explica los cambios de opinión es el pragmatismo, cuando no el oportunismo, no tanto la sabiduría. La política es, por antonomasia, cambiante, incluso contradictoria, pues es el arte de lograr lo posible, no necesariamente lo deseable. Para lograr lo posible, los actores de la política cambian de opinión, modifican sus posturas y hasta mudan de principios. Los políticos son más ‘groucheanos’ (de Groucho Marx) que kantianos.

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En el estire y afloje al interior de Movimiento Ciudadano ha ocurrido de todo, como es natural en política. Sobre todo porque es el último partido en definir candidato, entre otras razones, porque decidió respetar los tiempos que marca la ley, algo que habría que reconocerle. Nos guste o no, Movimiento Ciudadano ha ejercido su derecho a designar candidatos dentro de los tiempos legales, haciendo política a su manera.

Si hay un actor que no ha cambiado de opinión es su dirigente nacional, Dante Delgado, quien desde un inicio ha sostenido la posición de ir solos a la elección presidencial. ¿Necedad de su dirigente por rechazar sumarse al frente opositor o derecho legítimo a no ir con PRI ni a la esquina? Resultaría injusto reclamarle que le hace el juego al presidente, aunque en la práctica su estrategia pueda dividir el voto opositor, pues el senador anunció que su partido apostaría por la tercera vía mucho antes de que se conformara el frente opositor. No se le puede reprochar de inconsistente a su dirigente.

Quien sí ha cambiado de opinión es el gobernador Enrique Alfaro, que en un inicio apoyaba la posición de la tercera vía, para después inclinarse por el frente, para finalmente opinar a favor de postular un candidato propio. En efecto, el gobernador de Jalisco se bajó de la contienda presidencial para subirse como actor de la política nacional; desafió a su dirigente partidista para después defenderlo de intachable; y finalmente destapó a su homólogo, el gobernador de Nuevo León. Todo esto en cuestión de semanas. ¿Sabiduría de quien cambia de opinión o pragmatismo puro y duro? Resultaría igualmente inmerecido reclamarle al gobernador sus cambios de opinión, sin considerar que su prioridad (o mejor dicho, preocupación) es volver a ganar su estado. Claro, si se asume que los políticos cambian de parecer a conveniencia.

Tanto Dante Delgado como Enrique Alfaro tienen algo de sabiduría y mucho de necedad en sus opiniones. Mientras el primero vela por los intereses del partido a nivel nacional, el segundo defiende su proyecto político en su estado. Se trata de dos políticos más pragmáticos que ideológicos quienes entendieron que en un escenario de ruptura ambos perdían más de lo que ganaban por separado. ¿Qué sucedió para que de la inminente ruptura, al menos en el discurso, volvieran a coincidir en la ruta de la tercera vía?

Mucho se ha especulado sobre las consecuencias electorales de un candidato presidencial de Movimiento Ciudadano. Sus defensores argumentan que el partido no solo aumentaría su representación legislativa, sino que se consolidaría como fuerza política de largo plazo. Sus detractores lo acusan de contribuir al posible triunfo del oficialismo, haciéndole el juego a Morena. No son excluyentes ambas lecturas, aunque ciertamente le restaría más votos al frente opositor que al oficialismo, incluso si Marcelo Ebrard fuera el candidato, no se diga si Samuel García lo es. La moneda sin embargo sigue en el aire.

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Por un lado, Samuel García anuncia que quiere ir por la presidencia un día para declinar al día siguiente. El polémico gobernador no solo enfrenta condiciones políticas locales adversas, con un Congreso abiertamente hostil que le dificultaría obtener licencia, sino que de lograrlo pondría en riesgo su eventual regreso a la gubernatura. El frente opositor está decidido a impedir a toda cosa que logre ser candidato y, si lo logra en tribunales, intentaría impedir que regrese a Casa de Gobierno de Nuevo León. Por el otro, aunque Marcelo Ebrard anunció que estaría en la boleta, aun no hay indicios de que pudiera ser el candidato de Movimiento Ciudadano. De hecho, los gobernadores de este partido se han inclinado por un candidato interno, cerrándole el paso al ex canciller.

A Movimiento Ciudadano se le termina el tiempo y se le acaban los nombres para la boleta. Acaso esto explique que, después de haber estado al borde de la ruptura, el gobernador Enrique Alfaro y el dirigente Dante Delgado hayan vuelto a cerrar filas. Lo que está en juego pudiera ser el registro mismo del partido y la gubernatura de Jalisco, el mayor bastión del partido. Lograr un acuerdo posible entre ambos personajes antagónicos pero finalmente aliados dependerá de los amarres en ciernes. El acuerdo para designar candidato presidencial pasa por el acuerdo para designar candidato a la gubernatura y viceversa. Para lograrlo, tanto Alfaro como Dante tendrán que demostrar mucha sabiduría política. A eso se refería Kant.

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Nota del editor: David Gómez-Álvarez es director ejecutivo de Transversal think tank y académico de la Universidad de Guadalajara. Síguelo en X como @gomezalvarezd Las opiniones publicadas en esta columna corresponde exclusivamente al autor.

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Opinión Política Movimiento Ciudadano Dante Delgado

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