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#ColumnaInvitada | México en medio de las elecciones de Estados Unidos

Una Cámara de Representantes y un Senado republicano pueden centrar más su atención temas de inmigración y seguridad fronteriza, que son especialmente atractivos para sus electores.
mar 25 octubre 2022 06:00 AM
Demócratas y republicanos
Democrats vs republicans are facing off in a ideological duel on the american flag. In American politics US parties are represented by either the democrat donkey or republican elephant

A días de que se realicen las elecciones en Estados Unidos , la mayoría de los especialistas coincide en que es probable que la Cámara de Representantes pasará a manos de los republicanos y que la disputa por el Senado es muy reñida. De cualquier forma, las implicaciones para las relaciones entre Estados Unidos y México son cada vez más evidentes.

La historia, la política y las simples matemáticas están en contra del presidente Biden. El partido en el poder pierde lugares en las elecciones intermedias. En las 22 elecciones de mitad de mandato celebradas entre 1934 y 2018, el partido gobernante ha perdido en promedio 28 asientos en la Cámara de Representantes y cuatro en el Senado. La elección define no solo a quien obtiene la mayoría, sino también cuán cómodo es el margen para evitar la obstrucción a sus iniciativas y determinar el número de lugares que su obtiene en los comités.

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En la política estadounidense, los tres indicadores más potentes de cómo le irá al partido gobernante en las elecciones son:
1) el voto "genérico", que muestra la preferencia de partido;
2) las estadísticas de "dirección correcta-dirección incorrecta", que es el sentir de la gente sobre el rumbo del país; y
3) los índices de aprobación presidencial.

Hasta el momento, en los tres, las tendencias no favorecen a los demócratas.

El consenso es que los republicanos ganarán fácilmente los cinco asientos que necesitan para tener el control de la Cámara de Representantes y que tienen muchas posibilidades de hacerse también del Senado. De cualquier forma, se puede esperar que Estados Unidos tenga un gobierno muy dividido, con estrechos márgenes de votos y con poca capacidad para gobernar con eficacia.

Pero, ¿qué significa esto para la relación México-Estados Unidos?

Si los republicanos recuperan la Cámara de Representantes, se encontrarán con una administración de Biden distraída que se enfrentará a las demandas republicanas de supervisión, investigaciones y posibles destituciones y que dedicará mucho más tiempo y capital político para intentar aprobar su propia agenda. Si los demócratas conservan el poder en el Senado, los republicanos de la Cámara de Representantes buscarán aprobar leyes que resuenen con su base electoral, aunque no puedan ser aprobadas en el Senado.

Si los Republicanos controlan una de las Cámaras del Congreso, la relación de trabajo con la administración del presidente López Obrador puede cambiar marcadamente. En primer lugar, los republicanos desean destituir a funcionarios con los que México ha trabado una relación cercana como el Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y al Fiscal General, Merrick Garland.

Adicionalmente, una Cámara de Representantes y un Senado republicano pueden centrar más su atención temas de inmigración y seguridad fronteriza, que son especialmente atractivos para sus electores.

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Las cuestiones laborales y comerciales, disputas por productos agrícolas, derechos humanos, trabajo forzado y tráfico de personas cobrarán mayor relevancia. Legisladores republicanos y demócratas de Florida impulsarán aranceles en los comités sobre importaciones que perjudican a cultivos de Estados Unidos, en especial porque la ley agrícola debe ser reautorizada por el Congreso en 2023.

Un área en la que puede haber un raro apoyo bipartidista tiene que ver con China. Demócratas y republicados coinciden en presionar para poner fin a la dependencia de importaciones críticas y mantener la tecnología avanzada de chips lejos de Beijing. De ahí que Biden y el Departamento de Comercio busquen aliados, concretamente a México, para aumentar probar, ensamblar y fabricar chips, una industria de 60,000 millones de dólares. A esto hay que añadir la oportunidad que ofrecen los créditos fiscales de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), recientemente aprobada, para los vehículos eléctricos producidos en Norteamérica y que pueden estimular aún más las cadenas bilaterales de suministro de vehículos eléctricos, energía limpia y tecnologías emergentes.

Independientemente del resultado de las elecciones de mitad de período, se avecinan aguas tormentosas para la administración del presidente Biden. México debe ser capaz de analizar los retos que representa, y aprovechar las oportunidades que ofrece tener, un gobierno dividido en Washington. Es necesario que México sea más activo en su interlocución con el Congreso y se ayude a que los legisladores entiendan mejor la realidad del país y los retos que el presidente López Obrador enfrenta. De lo contrario, México estará en medio del pasillo que divide a demócratas y republicanos recibiendo misiles legislativos desde uno y otro flanco.

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Nota del editor: Ivan Zapien es socio del despacho de Hogan Lovells en Washington. Síguelo en Twitter como @eivanzapien Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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