Por todo lo anterior, no comprendo bien, porque el presidente de México ha dicho que desea “pausar” las relaciones con España, señalando en una tribuna popular que: las empresas españolas han obtenido beneficios al grado de robar al país: “El presidente señaló que había un contubernio arriba, una promiscuidad económica, política, en la cúpula de los Gobiernos de México y de España, pero como tres sexenios seguidos”.
No es la primera ni será la última declaración “inapropiada” del presidente respecto a la no diplomacia que ha llevado a cabo desde que entró en el gobierno. ¿Pero qué necesidad de poner en entredicho las relaciones con uno de los socios comerciales más importantes que tiene México? Si ha habidos robos y corrupción como lo señala: ¿porque no hay procesados en los juzgados?
El presidente de México pide a España que pida perdón por los actos cometidos durante la conquista y suena tan anacrónico como si los españoles les pidieran a los marroquíes que pidan perdón por la ocupación árabe en la península ibérica.
No sé si el desconocimiento sobre diplomacia es real o es solo un distractor, una cortina de humo del presidente López Obrador para intentar tapar el sol con un dedo respecto al potencial conflicto de interés de su hijo con una contratista de Pemex.
Sin embargo, en esta breve síntesis de la historia de las relaciones de ambos países, está claro que ni un dictador pudo, ni un líder político actual podrá empañar las buenas relaciones de unos y de otros. Si hay delitos que reprochar, debiera ser en los juzgados, no en una tribuna política. Desde la tribuna se mejoran las relaciones, con la ley se alcanza la justicia, pero no se puede hacer justicia con saliva, hace falta más.
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Nota del editor:
El autor es abogado y profesor de las Escuela de Ciencias Sociales y de Gobierno del Tecnológico de Monterrey ( @cgonblanc )
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