Como he mostrado en mi investigación , México es uno de los países con el secreto fiscal más restrictivo del mundo. La tremenda secrecía que existe sobre los ingresos de los mexicanos más ricos es el resultado del cabildeo ejercido por estos para que sea imposible fiscalizarlos, estudiar la evasión fiscal y conocer la verdadera extensión de la desigualdad de México.
Sin conocer la verdadera extensión de la desigualdad, los mexicanos de a pie tienen pocos incentivos para demandar un cambio porque los problemas que se desconocen no existen. Y eso es precisamente lo que está pasando. El mexicano promedio piensa que los ricos ganan 38,000 pesos . La realidad es que los mejores estimados muestran que los ricos ganan 23 veces más que eso: 875,000 pesos al mes.
Irónicamente, la acción más importante de transparencia fiscal realizada en México no ha sido impulsada por López Obrador sino por Peña Nieto. Durante su sexenio, el SAT dio a conocer datos anonimizados de declaraciones fiscales de personas físicas y morales. Los datos están lejos de ser perfectos, pero aun así han permitido mostrar que en México el 0.001% más rico paga los mismos impuestos que alguien de clase media alta, a pesar de que gana 104 veces más.
Hay que poner las cosas en claro: lo que López Obrador hizo no fue transparentar los ingresos de los más ricos, como debería hacerse, sino los de un solo rico con el que tiene rencillas personales y diferencias ideológicas.
Eso no es lo que necesitamos. México necesita transitar a un sistema donde sea posible saber cuánto ganan todas las personas de manera pública tal y como es en muchos países escandinavos y como lo era en Estados Unidos hasta 1924.