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#ColumnaInvitada | La COP 2021: camino sin retorno

El mundo está mirando a esta reunión de la COP 2021 como un escaparate que puede representar un salto cualitativo respecto de los escasos avances vistos hasta hoy.
mar 02 noviembre 2021 11:59 PM
Personas toman parte de una marcha por el clima en Bruselas, Bélgica.
Tras la apertura de la COP26 el 31 de octubre en Glasgow , el gobierno británico dispondrá de dos semanas de encuentros para persuadir a unos 200 países a hacer más para reducir sus emisiones de carbono.

Del 31 de octubre al 12 de noviembre se realiza la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cop26) en Glasgow, con la atención aún puesta en los efectos aún no claramente ponderados de la pandemia de Covid-19.

El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, ha sido más que contundente respecto de los continuados fracasos de los esfuerzos para la reducción de las emisiones de contaminantes y contra al aumento del clima en el planeta: no hay avances sustantivos, hay un aumento de los contaminantes, hay una creciente desconfianza global y el mundo se acerca en forma alarmante a una cifra (2.7 grados) que marca un antes y un después en la viabilidad de la sociedad, muy alejados del 1,5 de aumento de la temperatura global, cifra en que se basan las esperanzas de comenzar un proceso de reequilibrio de nuestro entorno.

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Entre otras alertas, el secretario general de la ONU ha reclamado por el incumplimiento de las promesas de destinar 100,000 millones de dólares a los países menos desarrollados para el diseño de estrategias de reducción de contaminantes y por el claro atraso en la necesidad de reducción de los gases de efecto invernadero en 45% para 2030, entre otros.

El mundo está mirando a esta reunión como un escaparate que puede representar un salto cualitativo respecto de los escasos avances vistos hasta hoy. Los nuevos fracasos que puedan derivarse del evento de Glasgow pueden ubicar al mundo en un camino sin retorno si atendemos a gravedad de los problemas que los científicos han demostrado sólidamente:

- Un aumento de los principales gases de efecto invernadero en 2020.
- Las emisiones mundiales de sectores como el eléctrico y el industrial recuperaron sus niveles de contaminación previos a 2019, ya que la pandemia apenas tuvo un impacto en su dinámica.
- La temperatura media global en el periodo 2017-2021 se ubica entre las más cálidas registradas en la historia (1.06 a 1.26 grados) por encima de los niveles preindustriales (1850-1900).

- Los fenómenos extremos registrados en Europa y Estados Unidos, además del aumento de la vulnerabilidad de regiones de Centroamérica y el Caribe, entre otros, dan cuenta los impactos del cambio climático antropógeno.
- Para 2050 cerca de 216 millones de personas podrían verse obligadas a migrar por los problemas derivados de la depredación de su medio ambiente. De esta población, África Subsahariana podría ver el desplazamiento de hasta 86 millones de sus habitantes; 49 millones de Asia y el Pacífico; 40 millones del sur de Asia; 19 millones del norte de África y 17 millones de América Latina, entre otras regiones.

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Para sentar bases sólidas con relación a un proyecto viable para la humanidad, los asistentes a la COP deberían mirar el mundo en forma bifocal, es decir, mirar el presente sobre la base de una premisa incuestionable: el ser humano es el gran responsable de las catástrofes medioambientales contemporáneas, por lo cual no deberían mirar a la depredación del mundo como un asunto de una agenda diplomática, sino como un fracaso social que tiene en riesgo inminente a la humanidad; y en segundo lugar, que la lucha contra el cambio climático pasa por revisar el modelo económico imperante en el que la base en que lo sustenta es el consumo más que en la propia productividad.

Difícil misión la que tienen los asistentes a la COP. Convenir un acuerdo que reduzca la contaminación del planeta equivale a entrar en tensión con gobiernos negacionistas, con empresas para quienes la contaminación es un negocio y con una dinámica económica mundial excluyente que es contraria a los objetivos del evento. No habría que esperar grandes resultados si los actores participantes caminan por lados opuestos y si no asumen que la contaminación no es sólo emisión de contaminantes, sino una necesaria, dolorosa y abierta confrontación con el vigente statu quo económico global que rinde pleitesía a la plusvalía en claro desdén del bienestar del ser humano.

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Nota del editor: el autor es profesor e investigador del Departamento de Estudios Internacionales (DEI) de la Universidad Iberoamericana (UIA), Campus Ciudad de México, Académico de la Maestría en Estudios sobre Migración en el DEI-UIA. javier.urbano@ibero.mx

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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