México lleva 25 años con tasas de crecimiento mediocres de alrededor del 2.3% y el sexenio del presidente López Obrador indica que vamos a tener una tasa mucho menor, tal vez no supere el 1%. Nos convertimos a partir de 1993 en un país manufacturero y no en una economía del conocimiento como he mencionado en mi escritos para Expansión.
A pesar de que tenemos una economía abierta y con estabilidad macroeconómica, con tratados de libre comercio con más de 50 países, tenemos políticas monetarias y fiscales responsables, un tipo de cambio flexible, un banco central autónomo y un sistema financiero sólido no hemos podido tener un sexenio con un mejor crecimiento y desarrollo económico.
México tiene un Estado de derecho muy precario, existe impunidad y sobre todo no ha generado certidumbre para atraer más inversiones. Incluso, en el actual gobierno del presidente López Obrador este tema no se ha fortalecido y se puede debilitar más si no se respeta y no se hace cumplir la Ley.
En México, vemos todos los días vemos problemas de inseguridad y violencia, no solo hacia las personas sino también hacia las empresas. Se puede apreciar cuando se paran los trenes que llevan productos de necesidad así como los asaltos que sufren las personas y las empresas. Además, esta falta de un Estado de derecho no ha permitido darle certidumbre a las inversiones y si bien México se convirtió en un atractivo para muchas empresas, el discurso de polarización y la falta de la aplicación de la Ley los puede alejar.