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#ColumnaInvitada | Fantasías Manuel

¿De dónde salen los famosos "otros datos" del presidente? ¿Quién le miente a López Obrador? ¿Por qué no puede ver y reparar los errores de su gestión? Nadie lo sabe.
sáb 09 octubre 2021 12:00 AM
mentiras amlo conferencias
El presidente en una de sus mañaneras.

Tal parece que el México que nos describen todas las mañanas desde el trono del rey es uno al que nosotros, los simples mortales, no hemos logrado acceder. Ese en donde ya se domó la pandemia, donde existe el Estado de Derecho y se respeta la libertad de expresión. Ese donde todo es cuasi idílico.

El México de ‘acá’, donde estamos usted, yo y todos los demás, tiene el 38.5% de la población en la pobreza, 2.6 millones de desempleados, 80.2 homicidios diarios; la violencia en niveles históricos, un crecimiento del 88% en protección a periodistas y activistas… ¡En fin! Un contraste enorme entre el espejismo del Salón Tesorería, y la realidad diaria de millones de mexicanos.

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¿De dónde salen esos otros datos? ¿Quién le miente al presidente? ¿Por qué no puede ver y reparar los errores de su gestión? Nadie lo sabe. Al parecer, todo es origen de una infinita soberbia, al creerse dueño de la verdad y la razón absoluta; y cuando algo falla: todo es culpa del otro, del pasado o del grupo de su elección.

Ya quisiéramos vivir en ese México que nos describen, pero lo que está claro es que la realidad se crea, no se inventa; se trabaja, no se proclama, y mucho menos nace del discurso.

El estandarte de su campaña fue “acabar con la corrupción”, “de arriba para abajo”, y sin embargo seguimos viendo cómo se cobija a los más grandes corruptos sólo por un intercambio de favores, pactos, por compadrazgos, o peor aún: por lazos de sangre.

Más cruel es el hecho de que, con ese mismo discurso, elimina de un plumazo las pocas buenas herencias que habían quedado del “periodo neoliberal”, como las estancias infantiles, los fideicomisos, macroproyectos, beneficios sociales, y hasta el abasto de medicamentos. Todo para financiar los programas clientelares, sin ningún control, y las obras faraónicas, que, por cierto, incrementaron su presupuesto para el próximo año.

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No hay apoyos, pero sí prebendas; no hay planes, pero sí caprichos; no hay sustento, pero sí discurso, y así nos hemos llevado los últimos tres años de la historia de México, y peor aún: con una figura opositora que simplemente no termina de cuajar, a pesar de la confianza que depositaron los votantes en ellos en las pasadas elecciones, y que muere incluso antes de terminar de nacer, gracias a las traiciones y ambiciones personales de un puñado de políticos impresentables.

Por todo ello es que sí, sería fantástico vivir en el mundo de Fantasías Manuel.

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Nota del editor: El autor es comunicador.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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