Es buena señal la reducción a la carga fiscal de Pemex, es un primer paso pero no suficiente. Necesita una reestructuración profunda separando el segmento de exploración del resto de la empresa, el gobierno debe asumir el pasivo laboral y parte de la deuda financiera. El costo financiera para rescatar Pemex sería entre 10 a 12 puntos del PIB y asumir los pasivos en el corto plazo. Así que no tendrá una tarea sencilla el nuevo secretario de Hacienda.
Es una buena señal que propongan una mayor recaudación tributaria sin aumentar los impuestos y simplificar el pago de impuestos. Es positivo que exista una mayor fiscalización del pago de impuestos. Sigue pendiente hacer una reforma fiscal que permita al gobierno hacer frente a las obligaciones de Pemex, presiones al gasto público y pensiones.
El presupuesto va de acuerdo al rebote que está teniendo la economía, pero es limitado por las presiones del gasto que se ha venido acumulando, sigue siendo insuficiente el gasto en salud y, sobre todo, hacen falta mayores incentivos a la inversión para que las empresas puedan detonar el boom necesario para crear más empleos.
En general, es un paquete económico inercial y que al menos mantiene el compromiso del presidente López Obrador de tener disciplina fiscal y ayuda mucho a mantener la estabilidad macroeconómica porque es necesaria para tratar de darle certidumbre a la inversión privada.
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Nota del editor:
El autor es director del Programa de Investigación Aplicada de la Fundación de Estudios Financieros (FUNDEF).
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