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#ColumnaInvitada | Motos: soluciones integrales y de género en autopistas

La tragedia del pasado domingo en la México-Cuernavaca pone sobre la mesa la urgencia de abordar el tema con perspectiva de género, pues en este tipo de accidentes las mujeres son las más vulnerables.
sáb 21 agosto 2021 11:59 PM
En 2022 se venden más motos que autos en México
En la CDMX comenzó a expedirse la licencia para conducir motocicleta, que requiere de un examen de pericia y conocimiento teórico.

Dos mujeres, una de 23 y otra de 17 años, fallecieron trágicamente en la serie de accidentes que constituye el mayor saldo mortal de motociclistas desde que existe la autopista México-Cuernavaca, relanzada al finalizar la administración de Carlos Salinas de Gortari.

La tragedia visibiliza una serie de factores estructurales, de comportamiento y de género, que obligan a repensar la forma como son vistas las mujeres en este medio de transporte y deporte.

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El motociclismo ha sido mal entendido como un espacio masculino. En México, según estimaciones del INEGI, el 20% de motociclistas son del sexo femenino. En su rol de acompañantes son referidas como “mochilas” o “bultos”, de maneras más amigables de lo que pareciera indicar el significado literal de esos vocablos.

En ese mismo sentido de minusvaloración del espacio que ocupan, lo cierto es que también viajan, con enorme frecuencia, con protección ausente o muy inferior a la de los tripulantes varones.

Estudios viales y médicos comprueban la eficacia de aditamentos de seguridad adecuados en la reducción de mortandad o en el grado de afectación ante un accidente en motocicleta.

El casco, por ejemplo, minimiza hasta en 50% los riesgos de muerte; pantalón y chaquetas de cuero o kevlar protegen en 31% más contra la fricción al momento de una caída que las prendas de algodón; guantes y botas reducen en 47% la posibilidad de pérdida de extremidades.

Legislaciones en diversos países los consideran obligatorios, tanto para conductores como para pasajeros. En Francia, desde 2016, es forzoso utilizar guantes.

Un estudio del Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras indica que las mujeres sufren 53.74% más lesiones graves al ir como acompañantes, pues tienen menos control sobre la relación cuerpo-vehículo y suelen portar menos equipo de protección.

Ante el impacto, el riesgo de fallecer es superior entre ellas que entre hombres.

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En las imágenes de los tres accidentes de este domingo, que dejaron 6 motociclistas muertos en un tramo de 2 kilómetros, se puede apreciar que las jóvenes solo portaban casco como aditamento de seguridad; el resto de la vestimenta era la cotidiana: pantalones de mezclilla o látex, playeras de algodón, chamarras y tenis.

En los percances, el tipo de lesiones más comunes entre las pasajeras de motocicletas corroboran la necesidad y carencia de equipo: antebrazo, fémur, tibia y peroné y rótula.

El argumento de las motociclistas para no utilizar equipo —que representa un aspecto a revisar y replantear— es que la ropa es confeccionada pensando en hombres o llega a ser más estética, pero con escasa protección.

El género, evidentemente, define los niveles de riesgo y vulnerabilidad. Los hombres son más proclives a conductas de riesgo durante la conducción.

Entre algunos bikers existe una especie de pseudocultura machista que los lleva a retos o desafíos que conllevan exceso de velocidad o maniobras de inclinación audaces.

La autopista México-Cuernavaca es conocida por esas prácticas, entre ellas, obtener fotos espectaculares tomadas por ellos mismos o fotógrafos que se acercan a la autopista para vendérselas después por internet; así habrán presumido su cercanía con los 250 kilómetros por hora, 140 kilómetros por hora más de los permitidos por la norma.

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La tragedia abrió la oportunidad para dialogar sobre soluciones integrales que requieren de la participación de ciudadanos, organismos civiles, empresariales y autoridades, y forzosamente pasan por una perspectiva de género, que permita visibilizar a las mujeres como las más vulnerables.

La visión en conjunto debe partir del hecho de que todo accidente es prevenible y de que en otros países existen prácticas de éxito que han permitido reducir la siniestralidad y mortalidad.

Las regulaciones más avanzadas consideran que, en general, los nuevos motociclistas aprenden después de comprar el vehículo y una vez que empiezan a circular.

Países como Australia parten de que los motoristas novatos carecen de una percepción amplia de los riesgos y de pericia, por lo que exigen cursos de capacitación previos a la obtención de la licencia.

Chile, España o Reino Unido tienen estrictos controles en la expedición del documento. Estados Unidos emplea un sistema gradual: el tamaño de moto permitida para conducir crece conforme a la experiencia del motorista.

En la Ciudad de México comenzó a expedirse la licencia para conducir motocicleta, que requiere de un examen de pericia y conocimiento teórico. La Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, incluso consideró que, de ser necesario, podrían entablar diálogo para promover la práctica a nivel nacional.

Contar con reglas y respetarlas es fundamental, para eso están. También es central hacerlas cumplir, establecer puntos de alcoholemia en las carreteras o controles de velocidad con operativos de los llamados “carrusel".

La búsqueda de medidas y soluciones debe ser integral para frenar esa carrera que hoy causa muertes y daños permanentes.

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Notas del editor:

El autor es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México ( @elconsejomx ).

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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