La represión de la dictadura no implica solo la amenaza de coartar la libertad de expresión mediante presiones diversas.
Implica la amenaza de perder la vida o la libertad pura y llana: terminar perdido en la cárcel, como le ha ocurrido a incontables disidentes desde hace más de medio siglo.
Quienes hemos estado en la isla con los ojos abiertos sabemos de qué se trata.
Hace poco menos de un lustro visité Cuba y encontré una burbuja: una sociedad aislada del mundo, gente con hambre y hambre de libertad, harta de las restricciones de todo tipo, hastiada de no poder viajar, compartir, saber de lo que ocurre allá afuera y que allá afuera se sepa lo que ocurre allá dentro.
Ningún pueblo merece algo así.