A ambos países les afecta el flujo migratorio, pues de las 80 mil personas mensuales que intentan cruzar ilegalmente a Estados Unidos, unas 150 mil llegan mensuales a México provenientes de Centroamérica y, sobre eso, tanto unos como otros, deben tomar cartas en el asunto sin que eso signifique, lo reitero, estar en contra ni de los latinos, ni de los migrantes.
De esto están conscientes los hispanos que viven en territorio norteamericano y que ya han votado vía correo electrónico y también los que saldrán a emitir su sufragio el próximo 3 de noviembre. En varias ocasiones, no solo en tiempos de campaña, el Presidente de EU ha manifestado su admiración y respeto por ellos, incluso los ha llamado “héroes”; él tiene claro el arduo esfuerzo que realiza la comunidad latina en territorio norteamericano y el impulso que otorga a la economía el trabajo, incluso, de las pequeñas empresas lideradas por hispanos en ese país.
Lo sabe y lo agradece, tanto que pretende crear más y mejores oportunidades de crecimiento económico donde los latinos y su poderío juegan un papel crucial. Para muestra un botón, la cifra previa a la pandemia de desempleo entre los hispanos era la más baja en la historia moderna de Estados Unidos. Una vez que el Presidente Trump sea reelegido, lo llevará a cabo.
Por otro lado, a México también le conviene que gane Donald Trump, de hecho, es lo mejor que le puede pasar a los mexicanos.