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#LaEstampa | El alma de Estados Unidos en una elección

La elección del 3 de noviembre decidirá el destino del alma estadounidense.
jue 29 octubre 2020 07:45 PM
Donald Trump
Los estadounidenses decidirán si mantienen el proceder de Trump otros cuatro años en la Casa Blanca.

No hay plazo que no se cumpla. Dentro de cinco días, Estados Unidos elegirá a su próximo presidente.

A diferencia de otras elecciones, en donde lo que estaba en juego era el control del país por cuatro años y nada más, la votación del 3 de noviembre decidirá el destino del alma estadounidense.

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No es una exageración. Desde su llegada al poder, Donald Trump ha llevado a su país a los márgenes de lo tolerable. Trump ha puesto a prueba todas y cada una de las instituciones de la democracia liberal estadounidense. Ha reventado las normas de la civilidad y el decoro, vilipendiado a la prensa y agredido a sus adversarios.

Trump ha abierto la puerta a la charlatanería, la desinformación y la propaganda. Ha ejercido más como conspirador que como comandante en jefe. Trump ha disminuido la influencia y el prestigio de Estados Unidos en el mundo, dejando vacíos que han ocupado sátrapas, autócratas y dictadores diversos. Y lo ha hecho todo con la aquiescencia absoluta de un partido republicano que ha olvidado su papel en la historia del país.

La elección entre Trump y Biden no implica solo una decisión entre proyectos políticos e ideológicos claramente distintos. Involucra algo más importante y definitivo.

Para los estadounidenses, aunque la mayoría quizá no se dé cuenta, la elección del 3 de noviembre es una disyuntiva de carácter moral entre un hombre profundamente indecente y otro que es, a todas luces, un hombre bueno.

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Nada de esto implica idealizar a Joe Biden, que es, como todos, un político. Pero sí sugiere algo fundamental, una encrucijada que va más allá de la política e involucra más bien al destino.

Si gana Trump, el mundo tendrá que lidiar con un Estados Unidos polarizado, radicalizado e inestable, con un presidente sin riendas que, tras ganar la reelección, actuará todavía con menor recato.

Si gana Biden, quizá quede un resquicio para recuperar la cordura y, sí, la decencia elemental en el ejercicio del poder. Lo dicho: está en juego el alma de Estados Unidos

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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