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#ColumnaInvitada | 75 años de la ONU: los retos del multilateralismo a distancia

No hay pausa en medio de la pandemia y la crisis económica. La humanidad necesita que pasemos de las resoluciones a las acciones.
jue 01 octubre 2020 06:20 AM
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El dilema de salir a la calle o cuidarse en casa debe quedar atrás.

Durante mi presidencia en la Unión Interparlamentaria, he podido vivir la experiencia de acudir a las reuniones de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Cuando participé en los inicios del 73° y el 74° período de sesiones, la magnitud de la ocasión era plenamente evidente. Las delegaciones que viajaban a Nueva York desde todo el mundo se reunían para deliberar y dialogar sobre los asuntos prioritarios de la agenda global. Esto representaba una oportunidad única para conocer, de viva voz, numerosas y diversas perspectivas para resolver los problemas mundiales. Un momento emblemático para el multilateralismo.

Ahora que conmemoramos 75 años de las Naciones Unidas, el panorama ha sido muy distinto. No podría ser de otra manera: la pandemia nos ha obligado a acatar medidas preventivas por la salud de todas las personas. Aún así, es preocupante que el impacto y el alcance pueda no ser el mismo, justamente en el momento en que la humanidad más necesita del multilateralismo y de las Naciones Unidas.

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Más allá del hecho de que ver y escuchar a nuestros colegas personalmente (y no a través de una pantalla con cámara) no pueda sustituirse fácilmente, también es cierto que, cada septiembre, las Asambleas Generales nos brindaban oportunidades únicas. En ocasiones anteriores, pude acudir a almuerzos con jefes de Estado que eran convocados por el Secretario General, compartir diálogos y reuniones del más alto nivel, y representar a la UIP en estos espacios. Por otra parte, las reuniones bilaterales facilitaban el entendimiento mutuo y la creación de acuerdos. Pocas veces se puede tener esa oportunidad de conversar directamente con representantes de alto nivel.

Ahora que las condiciones derivadas de la pandemia nos han impuesto el formato virtual, este tipo de diálogos quedó imposibilitado. No hay alternativa más que enviar videos anticipadamente e intentar organizar algunas reuniones virtuales. Claro que hay que reconocer que los paneles – como la Cumbre de Biodiversidad de esta semana – son muy relevantes por el contenido que se pone a discusión en ellos, pero su impacto estará acotado por las limitaciones del propio formato virtual.

La paradoja es que todo esto ocurre justamente en un momento en el que hay que buscar y ofrecer soluciones en asuntos como la salud pública, la economía, la igualdad de género, o el cambio climático. Las ventajas de las reuniones en persona harán mucha falta. Independientemente del formato en el que hagamos nuestras deliberaciones, la urgencia de encontrar esas soluciones va a seguir ahí: el cambio climático no cederá, las mujeres seguirán exigiendo justicia e inclusión, millones continuarán siendo vulnerables por la falta de acceso a servicios básicos de salud, por solo mencionar algunos ejemplos.

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A pesar de todo, también hay que reconocer los esfuerzos del actual Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Volkan Bozkır, por hacer de esta Asamblea una más incluyente y dinámica. Ha reformulado resoluciones para darle voz a más actores globales y que este sea un ejercicio más representativo.

Ahora nos toca a todos entender que aunque esto se haga de manera virtual, la responsabilidad no cesa ni descansa. Hay que tomar el liderazgo. No hay pausa en medio de la pandemia y la crisis económica. La humanidad necesita que pasemos de las resoluciones a las acciones, y de las declaraciones a las soluciones.

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Nota del editor: la autora es diputada federal, presidenta de la Unión Interparlamentaria.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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