Durante mi presidencia en la Unión Interparlamentaria, he podido vivir la experiencia de acudir a las reuniones de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Cuando participé en los inicios del 73° y el 74° período de sesiones, la magnitud de la ocasión era plenamente evidente. Las delegaciones que viajaban a Nueva York desde todo el mundo se reunían para deliberar y dialogar sobre los asuntos prioritarios de la agenda global. Esto representaba una oportunidad única para conocer, de viva voz, numerosas y diversas perspectivas para resolver los problemas mundiales. Un momento emblemático para el multilateralismo.
Ahora que conmemoramos 75 años de las Naciones Unidas, el panorama ha sido muy distinto. No podría ser de otra manera: la pandemia nos ha obligado a acatar medidas preventivas por la salud de todas las personas. Aún así, es preocupante que el impacto y el alcance pueda no ser el mismo, justamente en el momento en que la humanidad más necesita del multilateralismo y de las Naciones Unidas.