Una segunda característica que evidencia el enfoque del gobierno de López Obrador en los adultos mayores es la política energética. La 4T está enfocada en explotar combustibles fósiles y no en energías limpias.
La política energética de la 4T equivale, de facto, a un fuerte impuesto para los niños porque son los mexicanos más jóvenes quienes, en un futuro, serán fuertemente afectados por el cambio climático. Lo que no se invierte hoy en proteger al medio ambiente es un costo para el futuro. La calidad de vida futura de los niños está siendo empeñada por los sueños petroleros de la 4T.
Más aún, los principales megaproyectos de la 4T no cuentan con estudios de impacto ambiental. La preocupación por su impacto de largo plazo es tal que, al menos una docena de organizaciones medioambientales han emitido comentarios, observaciones o denuncias a los proyectos. Entre las organizaciones quejosas se encuentra Green Peace, la Academia Mexicana del Impacto Ambiental, Derecho sin Fronteras, y Acción Ecológica, por mencionar algunas.
Finalmente, una tercera pieza que muestra el enfoque de la 4T en los adultos mayores son sus programas prioritarios. El programa prioritario con mayor presupuesto es la pensión para adultos mayores. Su gasto representa cuatro veces lo presupuestado para el programa de becas de nivel básico y 11 veces lo del programa “La escuela es nuestra”.