La soberanía alimentaria, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, es entendida como “el derecho de los pueblos a definir y controlar sus sistemas alimentarios y de producción de alimentos tanto a nivel local como nacional, de forma equitativa y sostenible, entendiendo por ello la producción de forma ecológica y culturalmente aceptada”. En ese sentido, considero que impulsar la elaboración de huertos urbanos contribuye al desarrollo de una ciudad saludable y resiliente, a partir de la agricultura urbana, la sostenibilidad y la participación comunitaria.
La cosecha de hortalizas, frutas y verduras en un huerto urbano no requiere de jardines ni grandes extensiones de tierra, se pueden instalar y mantener en un espacio limitado como azoteas, patios, en balcones o en botes; y se pueden cultivar variedades como acelga, rábano, coliflor, cebolla, lechuga, fresa, tomate, chile, espinaca, betabel, especias, plantas aromáticas y medicinales o incluso flores.
Existen muy buenos ejemplos en la Ciudad que nos muestran que los huertos urbanos pueden ser una herramienta eficaz y sostenible para hacer conciencia sobre el valor de cosechar y mantener los alimentos, el cuidado del agua y el manejo de residuos sólidos, pero también generar una convivencia sana y pacífica con vecinas y vecinos.
De ser implementada una política adecuada en la materia en nuestra Ciudad, nos vemos en la posibilidad de mantener el equilibrio ecológico y de cambiar progresivamente el significado de la relación de los seres humanos con la naturaleza.