Al principio de la pandemia en México, la presencia del subsecretario Hugo López-Gatell resultó un alivio. En una crisis de esa magnitud, tener a un científico al frente de la respuesta y la comunicación pública de esa respuesta, se antojaba no solo necesario sino ideal.
Los líderes políticos tienen un sitio y una importancia, pero hay momentos en donde lo que se requiere es ceder la batuta y el micrófono a los técnicos. Es simple: aunque los políticos dicen saber de todo, en realidad saben de mucho menos de lo que presumen. Por eso, la elocuencia primera de López-Gatell era un alivio.