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#ColumnaInvitada | El camino a una “nueva” normalidad

Sin la producción en masa de una vacuna y un tratamiento confiable para combatir el COVID-19, tendremos que aprender a vivir con nuevas olas de contagios y muertes de cientos o miles de personas.
mar 26 mayo 2020 12:50 AM
Afluencia en el Centro
Se espera que la CDMX siga en semáforo rojo hasta el 15 de junio, lo que implica que las actividades no esenciales se mantengan suspendidas.

Mucho ha cambiado a partir de diciembre de 2019, hemos visto cómo países enteros han entrado en cuarentena, industrias y actividades económicas han cerrado, mientras que las tasas de desempleo se encuentran en históricos altos desde la gran depresión.

Todo lo anterior se explica a partir de los primeros registros de pacientes con “neumonías atípicas” en la ciudad de Wuhan. Desde ese entonces, comenzaron a haber voces dentro y fuera de China indicando que algo extraño estaba ocurriendo. Finalmente, después de tan solo 23 días de estos primeros reportes, 11 millones de personas ya se encontraban en confinamiento obligatorio.

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A cinco meses del asilamiento de Wuhan, 5.5 millones de personas han dado positivo a SARS-CoV-2 a lo largo del mundo, con un aproximado de 340 mil muertes causadas por este coronavirus. De esta manera, hemos visto distintos caminos de cómo lidiar con los brotes y avanzar hacia una nueva normalidad. Casos notables como los del sudeste asiático han llamado la atención. Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur han llegado a ser ejemplos notables a seguir. Dichos países cuentan con la misma estrategia: pruebas masivas, localización, rastreos y obtención de información masiva de contactos (causando suspensión y deterioros a derechos humanos) así como seguir las lecciones y protocolos implementados tras los brotes de SARS en 2002 y MERS en 2015.

Por otra parte, existe un segundo camino menos radical, el caso sueco. Siendo uno de los pocos países que han decidido no someter a sus ciudadanos a confinamientos, donde la economía sigue abierta y la vida social permanece lo más normal posible. Suecia ha implementado el distanciamiento social, resguardando a la población de más de 65 años y ha hecho ciertas regulaciones a actividades económicas. Sin embargo, dicho experimento cuenta con grandes críticos al apostar de manera directa, sin ningún estudio comprobado su efectividad, a lo que se conoce como “inmunidad colectiva”. Esta estrategia supone que, si gran parte de la población es sometida a un virus y esta misma se recupera, habrá creado inmunidad a la enfermedad, eliminando la posibilidad de nuevas olas de contagios y menos cantidad de muertos en el siguiente brote.

Actualmente, la Agencia de Salud Pública de Estocolmo estima que al menos 26% de la población de la capital ha sido infectada por COVID-19, lo que equivale a más de 600 mil personas, número exponencialmente superior a los 28,000 casos oficiales que publica el Ministerio de Salud. Por otra parte, Suecia se ubica en el lugar 29o dentro de los países miembros de la OCDE al realizar únicamente 9.4 pruebas por cada 1000 habitantes. Creando un sesgo en la información oficial que ha generado sospechas y dudas en la efectividad y veracidad de la metodología del Gobierno.

Sin embargo, independientemente del modelo o la estrategia que un Estado desee aplicar, una cosa es segura: sin la producción en masa de una vacuna y un tratamiento confiable para combatir el COVID-19, tendremos que aprender a vivir con nuevas olas de contagios y muertes de cientos o miles de personas.

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Ésta fue una de las reflexiones que dejó el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, dentro de su testimonio ante el comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado. Dentro de su comparecencia, señaló los grandes peligros que todo país enfrentará si deciden reabrir de manera prematura. Principalmente, haciendo un llamado claro al gobierno de Estados Unidos: “Si no actuamos de manera precavida y sensata, causaremos dolor innecesario a millones de personas”.

De esta manera, el Dr. Fauci recalcó que día con día aprendemos nuevas lecciones fundamentales del Coronavirus, tal es el caso de niños en Europa y Estados unidos presentando síndromes inflamatorios polisistémicos, o los registros de Hospitales en Estados Unidos tratando adultos jóvenes, de entre 30 a 50 años, que presentan derrames cerebrales tras haber dado positivo a COVID-19.

Ante estos nuevos escenarios debemos reflexionar lo siguiente: sin importar cuál sea el camino que elijamos, ya sea reabriendo o permaneciendo en confinamiento, utilizando máscaras o manteniendo un distanciamiento social limitando contacto humano. Estamos lejos de conocer y entender en su totalidad la magnitud que dejará este brote.

La pandemia nos ha demostrado que, seamos niños, jóvenes o adultos de la tercera edad, nadie será inmune a todas sus repercusiones. Sin duda alguna, una cosa está clara, la vida y esa “normalidad” como la conocíamos, hace apenas cinco meses, ha desaparecido para nunca volver. Diciembre de 2019 ha marcado un nuevo ethos en nuestra historia.

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Nota del editor: el autor es licenciado en relaciones internacionales por la Universidad De Las Américas Puebla y es investigador en temas de migración internacional y asuntos coyunturales por el Estado de Puebla.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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