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#ColumnaInvitada | AMLO: destrucción sistemática (parte 1)

No cambiarán las cosas: ya nos dejaron ver que no es un accidente lo que han venido haciendo, sino su muy manifiesta decisión de derribar todo lo que esté a su paso.
mar 19 mayo 2020 06:05 AM
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Juan Francisco Torres Landa R. es miembro del Comité Directivo de UNE México.

Es complicado asimilar que exista un plan manifiesto para destruir al país. Yo mismo me resistía a pensar que hubiera una mente macabra con tal propósito (vaya que se equivocó Peña Nieto cuando dijo que el Presidente no se levanta pensando como chingar al país ese día). Pero a base de golpes y hechos estoy ya convencido de que efectivamente así sucede y que la responsabilidad directa le corresponde a quien hoy ocupa la titularidad del Poder Ejecutivo Federal. Es en ese contexto que se explica el porqué una pandemia (que ya trae consigo una ola de muertes y destrucción económica) le vino "como anillo al dedo" . Confesión de parte relevo de prueba.

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La posibilidad de que el gobierno actual se dé cuenta de la estela de destrucción que está dejando y el error que eso constituye y que por lo mismo cambie de parecer y enmiende el camino es ya algo del pasado. Y no cambiarán porque ya nos dejaron ver que no es un accidente lo que han venido haciendo, sino su muy manifiesta decisión de derribar todo lo que esté a su paso o frente a ellos. Surgen entonces varias preguntas a partir de esa conclusión. Desde cómo llegamos a esta situación, y sobre todo cómo vamos a salir de la misma lo menos dañados posible.

Vayamos al origen. El accidente electoral de 2018 (Héctor Aguilar Camín dixit) fue posible justamente porque se conjuntaron factores que solamente juntos podrían haber dado un resultado electoral como el que tuvimos. Y me refiero no solamente al hecho de que AMLO no debería haber ganado su tercer intento de llegar a la presidencia de la república (en realidad se tendría que haber ido a su rancho), sino al hecho de que al hacerlo el hartazgo ciudadano llegó al extremo de entregar el control de ambas Cámaras del Congreso de la Unión (y muchos Congresos locales), algo que rompió una tradición de varias décadas de un voto divergente en que justamente la ciudadanía sabiamente no le daba todo al mismo.

La corrupción rampante del gobierno encabezado por Videgaray y Peña Nieto (en ese orden), la trayectoria de Ricardo Anaya de haber lesionado a tantas personas para llegar a la candidatura, y la decisión de Peña Nieto de destruir a Anaya con acusaciones apócrifas de defraudación fiscal y de entregarle la plaza a AMLO a cambio de impunidad, todo selló el destino y decidieron antes de las urnas lo que finalmente se plasmó en las boletas electorales. La decisión ciudadana fue tan irracional (tomando en cuenta a quien se iba a elegir) que fue catalogado como el voto "chingue su madre" (Alfonso Zárate dixit). Pero eso ya es historia, y es parte de los riesgos de tener un sistema de democracia en que se toman decisiones buenas y malas.

Pero debemos dejar algo muy claro: el ganar una elección no autoriza a que el triunfador en cualquier puesto se pueda despachar de las atribuciones respectivas en forma libertina. Eso de ninguna forma es parte del sistema democrático consagrado en nuestro debilitado, pero aún existente, marco constitucional. Expreso esto porque a lo largo de los meses, desde julio de 2018, nos hemos topado con muchos que ante la crítica de lo que hace o deja de hacer la 4T la respuesta de regreso suele ser "pues ganen una elección y decidan". La expresión sería meritoria y propia del balance democrático electoral, de no ser por un pequeño detalle, que el gobierno en turno no se ha caracterizado por ser uno que respete la ley y que tome decisiones para salvaguardar el Estado de Derecho. Todo lo contrario como todos sabemos, y ellos también. Por eso no les sale el argumento de que un triunfo electoral les conceda una libertad para incluso arrasar con todo en el país. Ese no fue el mandato ni las premisas con las que se engañó al electorado.

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Parte fundamental del problema es que AMLO y su equipo (cualquiera que sea éste, porque no es evidente que tenga quien lo asesore) tienen la visión de administrar al país como si fuera una miscelánea, literalmente la tienda abarrotera de la esquina (con todo respeto a quienes sí operan ese tipo de negocios). Y lo hacen porque simplemente consideran que pueden disponer de la mercancía, comprar inventario, determinar precios, despreciar consejos, etc. y su única métrica es que si en el cajón hay dinero (poco o mucho) todo lo demás es irrelevante.

Esto explica muchas de las acciones que han tomado en que no se aprecia un estudio profundo de las complejidades de la administración, implicaciones de políticas públicas, o eventualidades de un mundo cambiante. No es así porque ellos ven un mundo plano con lentes propios y con una realidad distinta a la que vemos todos los demás. Y deberíamos advertirles, que aún en su lógica, con el desastroso manejo del país, en su "miscelánea" muy pronto el cajón ya no tendrá recursos y serán ellos y nadie más los responsables de este destino inminente. Nada de echar culpas o desquitarse con terceros.

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Y nos preguntamos ¿cómo es que han podido acumular tanta destrucción y desaciertos en tan poco tiempo? En tan solo el 25% del tiempo de su mandato AMLO y su 4T ya fueron capaces de: eliminar la obra de infraestructura más grande de Latinoamérica, romper la inercia de crecimiento de la economía del país (que aunque magra se sostuvo por más de 2 décadas), erradicar la confianza de inversionistas extranjeros en el país, ahogar en pérdidas multimillonarias a Pemex, desperdiciar recursos en obras de capricho, despreciar la sustentabilidad y la protección al medio ambiente, y por si lo anterior fuera poco, también acumular los niveles de homicidios dolosos e inseguridad más altos de la historia contemporánea del país. ¿Y con este legado pretende ser uno de los mejores Presidentes en la historia del país? ¡Vaya cinismo!

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Los instrumentos que se han venido utilizando a la fecha en la estela de devastar son múltiples y con capacidad de multiplicación nociva acumulada. Pasan por varios ingredientes, entre los que podemos citar, entre otras, los siguientes: polarización social, desprecio a la técnica, estigmatización a la disidencia, nulificación de contrapesos, tribuna sumaria mañanera, encuestas patito, y erosión de instituciones.

Sumemos a este listado la dilución de los partidos políticos opositores y la sumisión de la gran cúpula empresarial, y esto explica la impunidad política con la que AMLO ha avanzado sin obstáculos reales. Evento muy desafortunado la cena del 12 de febrero en que el gran empresariado nacional se entregó en cuerpo y alma al Presidente a cambio de apoyar el capricho de la no rifa de un avión. Flaco favor al país al haber hecho realidad el sueño de AMLO de lograr una genuflexión general de los grandes capitales del país (y que por ello no les extrañe que ni a ellos ni al CCE les muestre deferencia alguna, de hecho ya les cerró la puerta, no sirviendo de nada la actitud conciliadora al absurdo que le reventó en las manos a Carlos Salazar).

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Notas del editor: Juan Francisco Torres Landa es secretario general de México Unido Contra la Delincuencia y socio del despacho Hogan Lovells BSTL.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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