La famosa frase de este título fue acuñada por un importante medio internacional para el presidente Peña a dos años de su gobierno, en medio de los grandes escándalos del sexenio, mientras él permanecía fuera de realidad diciendo que todo iba bien. Ya vimos cómo terminó su sexenio.
Ese mismo medio en aquel momento vaticinó que el principal beneficiado de los errores de Peña sería el hoy presidente López Obrador. Quién iba pensar que, cinco años después, esa misma frase describiría a la perfección al propio presidente López Obrador, a sólo un año y medio de gobierno.
Las últimas semanas han evidenciado claramente, no sólo la profunda incapacidad del presidente de enfrentar crisis reales de su gobierno, tanto internas como externas; sino las graves incongruencias entre su decir y su actuar.