Lo que sucederá el próximo 9 de marzo, cuando el país se paralice económicamente a causa de la muestra masiva de las mujeres, tendrá una repercusión mundial, será una demostración de la calidad de fuerza que tienen ellas en una nación que insiste en negarlas, apartarlas y borrarlas.
Lo que sucederá el próximo lunes 9 quedará grabado en la memoria colectiva de un país que se ha maquillado por siglos de indolencia, que ha tapado sus oídos y ocultado su rostro ante los reclamos.
Ante la violación constante, ya sea física, sexual o laboral. El próximo mensaje que darán las mujeres en México es un contundente “¡Ya basta!” a la violencia estructural y sistémica de una sociedad machista que no hemos logrado tomar con seriedad la situación, que no hemos discutido correctamente, ni hemos atendido con verdadera urgencia el sentimiento de abandono que ellas presentan.
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Porque en México nadie voltea a ver, hasta que las cosas llegan hasta sus últimas consecuencias. Que no respondemos hasta que la alarma ya se convirtió en emergencia. Porque nadie se involucra hasta que es una familiar o una amiga la que sufre la injusticia y entonces sí, brincamos, nos envalentamos y gritamos.
Porque el problema de fondo es la falta de información. Que en el país suceden cosas todavía más atroces y horrendas de las que conocimos últimamente. Porque los datos están inertes, son imprecisos e incompletos. Y así es imposible hacer justicia. Porque jugamos con la ignorancia. Vivimos al día, al tanteo. Esperando el estudio que hace una u otra organización, mientras la 4T recorta el presupuesto a los organismos autónomos que se encargan de dotarnos de información. ¿Por qué quieren seguir llenando de penumbra y oscurantismo lo datos de un país que lo que requiere es transparencia y conocer su propia desgracia?
Crudamente, debemos aceptar que México es uno de los países que peor tratan a las mujeres y les somos un riesgo en seguridad, violencia de género, desigualdad económica y acceso a la salud.