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#ZonaLibre | 9/3: Nosotros callemos

Es momento de callar. Es tiempo de escuchar. Ya podremos decir lo que queramos después, primero, que ellas griten lo que tengan que gritar, restregarnos en la cara lo patéticos que hemos sido.
mié 26 febrero 2020 06:45 AM
#undíasinnosotras
Al menos el 40% laboral de las empresas se paralizaría con el paro, de acuerdo con estimaciones.

Los días han pasado en una terrible crisis gubernamental a causa de la demanda generalizada de las mujeres ante la poca empatía que ha mostrado el presidente López Obrador ante la urgencia nacional de darles atención y comprensión.

Ha sido una equivocación continua, errores de comunicación, prácticamente desde que comenzó su gobierno. Últimamente, ha querido enmendar dicho error asegurando que nunca “ha sido machista”, sin embargo el problema pareciera superarle tanto a él, como a su opaco gabinete.

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La realidad es que en México, el tema de la violencia contra la mujer ha sido una asignatura pendiente en la que prácticamente, todos los gobiernos han fracasado. Desde el derecho que el presidente Adolfo Ruiz Cortines realizó, cuando promulgó las reformas constitucionales para que las mexicanas gozaran de la ciudadanía plena.

Justo cuando en las elecciones federales de 1955, la mujer votó por primera ocasión y parecía que la revolución les haría justicia, la mujer mexicana no ha logrado un gran avance en cuanto a su autonomía, sino al contrario.

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Por eso se comprende cuando López Obrador le pide a los conservadores no disfrazarse de feministas. Porque es “hasta inmoral” que “agarren banderas” de un movimiento legítimo. De cierta manera tiene razón.

Solo en el sexenio de Felipe Calderón los feminicidios crecieron casi un 70%. Las mujeres fueron las personas más afectadas en la fallida guerra contra el narcotráfico emprendida por el expresidente, la cual carecía de perspectiva de derechos humanos y género.

¿Con qué cara puede hablar el michoacano del tema cuando su gobierno fracasó por completo en el tema? ¡Vaya hipocresía!

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El país ha resentido por décadas el abandono y la ignominia a la mujer. Sencillamente, todos hemos fracasado como sociedad. Por eso lo que sucederá este próximo 9 de marzo es un reclamo más allá de lo legitimo, es un grito desesperado, de una desesperanza colectiva de millones de mujeres que viven en uno de los peores países para ser fémina.

Sabemos que cada 140 minutos asesinan a una mujer en el territorio nacional. Que son violentadas en su mayoría por conocidos o por personas de su entera confianza. Sabemos que en este país el 66% de las mujeres son lesionadas por sus parejas.

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Se ha dicho hasta el cansancio que la desigualdad en cuanto a los sueldos de las mujeres frente a los hombres son insultantes. Pero el silencio sigue imperando, pareciera que es un mal común, que hemos perpetuado, silenciado y aceptado como mexicanos.

Sin duda alguna, es una maldición ser mexicana en México. Y de cierta manera logramos asumirlo como una realidad sin remedio.

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Lo que sucederá el próximo 9 de marzo, cuando el país se paralice económicamente a causa de la muestra masiva de las mujeres, tendrá una repercusión mundial, será una demostración de la calidad de fuerza que tienen ellas en una nación que insiste en negarlas, apartarlas y borrarlas.

Lo que sucederá el próximo lunes 9 quedará grabado en la memoria colectiva de un país que se ha maquillado por siglos de indolencia, que ha tapado sus oídos y ocultado su rostro ante los reclamos.

Ante la violación constante, ya sea física, sexual o laboral. El próximo mensaje que darán las mujeres en México es un contundente “¡Ya basta!” a la violencia estructural y sistémica de una sociedad machista que no hemos logrado tomar con seriedad la situación, que no hemos discutido correctamente, ni hemos atendido con verdadera urgencia el sentimiento de abandono que ellas presentan.

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Porque en México nadie voltea a ver, hasta que las cosas llegan hasta sus últimas consecuencias. Que no respondemos hasta que la alarma ya se convirtió en emergencia. Porque nadie se involucra hasta que es una familiar o una amiga la que sufre la injusticia y entonces sí, brincamos, nos envalentamos y gritamos.

Porque el problema de fondo es la falta de información. Que en el país suceden cosas todavía más atroces y horrendas de las que conocimos últimamente. Porque los datos están inertes, son imprecisos e incompletos. Y así es imposible hacer justicia. Porque jugamos con la ignorancia. Vivimos al día, al tanteo. Esperando el estudio que hace una u otra organización, mientras la 4T recorta el presupuesto a los organismos autónomos que se encargan de dotarnos de información. ¿Por qué quieren seguir llenando de penumbra y oscurantismo lo datos de un país que lo que requiere es transparencia y conocer su propia desgracia?

Crudamente, debemos aceptar que México es uno de los países que peor tratan a las mujeres y les somos un riesgo en seguridad, violencia de género, desigualdad económica y acceso a la salud.

Un país muy bien conocido

Hace un par de horas, antes de escribir esto, mientras sostenía una plática en la ciudad remota de Riga, en la zona nórdica del país Letonia, ella me decía: “¿Eres de México? ¡Claro! Asesinan muchas mujeres allá”.

Ella no conocía de la basta cultura ancestral, de las construcciones y las impresionantes playas. De los paisajes de sus ecosistemas. No sabía tampoco de la grandeza de su gente buena y trabajadora. Estaba informada de una sola cosa: En México matan a las mujeres, por ser mujeres. Y no se equivoca: somos un país misógino.

Y es que, la maldita mediocridad de nuestro género masculino nos hace hablar demasiado; el machismo y la necesidad de mostrar nuestro liderazgo social, nos ha hecho decir demasiadas estupideces.

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Mejor, es momento de callar. Es tiempo de escuchar.

Ya podremos decir lo que queramos después, primero, que ellas griten lo que tengan que gritar, restregarnos en la cara lo patéticos que hemos sido. Paralizar al país, pues es necesario que bajemos la cabeza ante una realidad evidente: tienen razón.

Callemos pues, no hay nada que discutir, sino mucho que reflexionar.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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