Es improbable que la reacción iraní a la muerte de alguien del peso de Soleimani se quede como está. Por lo pronto, sin embargo, cualquier reducción en la tensión provocada por Trump, que pudo derivar con toda facilidad en un conflicto de enormes proporciones, es una buena noticia.
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Lo que no es una buena noticia es lo que la decisión de Trump revela sobre el tipo de personaje que el presidente de Estados Unidos ha elegido representar este año. Hasta hace unos días, Trump había jugado el papel del populista etno-nacionalista, calentando y aprovechando los ánimos nativistas para su beneficio político. Pero se había resistido a usar esa típica carta estadounidense: la beligerancia militarista.
Si Trump de verdad ha decidido calentar el gatillo como estrategia de reelección, al mundo le espera un 2020 lleno de angustia. Peor noticia no podría haber.
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