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La furia y el miedo: sobre la protesta de las mujeres contra la violencia

No son mujeres siendo poco femeninas. Son, más bien, mujeres poniendo el ejemplo de lo que significa tomarse el feminismo en serio, analiza Carlos Bravo Regidor.
mar 20 agosto 2019 07:59 AM
Carlos Bravo Regidor
Analista político y coordinador del programa de periodismo en el CIDE.

Claudia Sheinbaum está teniendo que habérselas con una de las fuerzas más poderosas que llevaron a la coalición lopezobradorista de la oposición al poder. No es la fuerza de los hechos en sí mismos, tampoco la de las cifras que los cuantifican. Es, más bien, la súbita fuerza de una aguda toma de conciencia sobre lo inaceptables que resultan, que deben resultarnos, esos hechos y esas cifras. En este caso particular, sobre la violencia contra las mujeres y la negligencia al respecto de las autoridades en la Ciudad de México y su zona metropolitana.

De la multitud de tanteos que se han ensayado en los últimos días para tratar de entender el sentido de la protesta del viernes pasado, de todo lo que se ha dicho y escrito intentando explorar su potencia política, pocas cosas más agudas y contundentes que esto de Cuauhtémoc Medina : “la llamada izquierda llega al poder por gracia de la furia. Luego le da por desdeñar esa furia original y espera amor al líder y cariño a la policía. El giro es una tragicomedia sartreana que perpetúa la injusticia y derivará en más furia”.

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Muchos insisten en condenar esa furia porque les parece una manifestación de irracionalidad y vandalismo. Quizás sea, sin embargo, exactamente lo contrario. Algo admirable, digno de celebrarse. Una muestra necesarísima de intolerancia frente a nuestra barbarie cotidiana, de solidaridad cívica y de género con las víctimas. No estamos condenadas a la indolencia ni a la pasividad, no tenemos por qué resignarnos a que las cosas sigan siendo como son. Ya esperamos mucho, ya tuvimos demasiada paciencia. La furia puede ser una forma radical de decir, con toda razón, ya basta.

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No son mujeres siendo poco femeninas. Son, más bien, mujeres poniendo el ejemplo de lo que significa tomarse el feminismo en serio.

Las respuestas de la jefa de Gobierno fueron muy equívocas, titubeantes, aunque al final terminaron teniendo que acusar recibo. Demasiado tarde, pero Sheinbaum encajó sus costos, corrigió el rumbo y al menos supo reconocer que se trataba de un movimiento con legitimidad y fuerza propias. Con causa y con calle. Que no podría desactivar mediante la amenaza de abrir carpetas de investigación ni con el discurso de que no caería en provocaciones. El Presidente, por su parte, se fue con cuidado. Se refirió a las agresiones contra periodistas y a los daños al patrimonio histórico, pero no pudo echar mano de su recurso preferido, la descalificación, porque este movimiento no es susceptible de ser desprestigiado por fifí o conservador, antilopezobradorista o nostálgico del neoliberalismo. Aquí hay algo nuevo, original, diferente.

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El indisputable ánimo justiciero de sus demandas descolocó al gobierno capitalino como pocas cosas lo habían hecho hasta ahora. La protesta de las mujeres contra la violencia le desencajó el rostro a Claudia Sheinbaum. Diría, incluso, que le metió algo de miedo al cuerpo. Porque la dejó muy exhibida como arrogante, burocrática, insensible. Porque mostró qué lentos y torpes pueden ser sus reflejos. Y, sobre todo, porque le dio una lección sobre cómo los mismos sectores que antes la habían apoyado pueden volcarse en su contra rápida y exitosamente. Si su gobierno quiere de veras escuchar, atender y dar resultados, algo tiene que cambiar pronto y profundamente.

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Tanto Sheinbaum como López Obrador llegaron al poder muy fuertes, con mayorías holgadas y oposiciones debilitadísimas. Muchos de sus problemas, de sus excesos y sus errores, se derivan de esa suerte de descomedida comodidad en la que se han instalado. La protesta de las mujeres les plantea un desafío indispensable, un reclamo social no solo válido sino explosivo. Los pone a la defensiva, los obliga a avisparse.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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