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La Estampa | "La última trampa de Donald Trump"

El presidente de EU amenaza con poner aranceles a los productos mexicanos y mete presión al gobierno de AMLO; esperemos que este no se equivoque como Peña Nieto en 2016, escribe León Krauze.
mar 04 junio 2019 05:10 AM
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Polémico. Caracterizado por sus decisiones y declaraciones polémicas, Trump buscará la releección en 2020.

LOS ÁNGELES, California (Expansión Política).- Hace casi cuatro años, cuando lanzó su improbable campaña por la presidencia de Estados Unidos, a Donald Trump le tomó un minuto y medio comenzar a agredir a México. La mayoría pensó que aquel súbito ataque sería solo un exabrupto, parte de la coreografía de un hombre que, en el fondo, no quería la presidencia sino animar su relevancia mediática.

La mayoría se equivocó. Desde el verano del 2015, Trump no ha parado de golpear a México y a los mexicanos a ambos lados de la frontera. El nativismo de Trump alcanza para denigrar a muchos otros, claro, pero nadie parece irritarlo más que México.

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Ahora, en un acto enloquecido que pretende ser un castigo, Trump pretende imponer aranceles a todos los productos que México exporta a Estados Unidos para presionar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a que haga la vida todavía más difícil a los cientos de miles de inmigrantes centroamericanos que huyen de una situación imposible en sus países de origen.

"Usar la agenda comercial para manipular la agenda migratoria ya es una locura. Hacerlo en los términos que ha planteado Trump lo es todavía más".

El gobierno mexicano ha reaccionado con desesperación. La prioridad de López Obrador, como lo fue para Peña Nieto, es el buen destino de la relación comercial entre los dos países. Todo lo demás es secundario. De ahí que el presidente mexicano despachara de inmediato al canciller Ebrard y a cuanto funcionario mexicano resulte útil para tratar de salir del trance, la crisis más aguda en el último cuarto de siglo entre Estados Unidos y México. La delegación mexicana enfrenta una disyuntiva compleja como pocas. Es probable que el gobierno estadounidense exija que México se declare "tercer país seguro" para acoger a los refugiados centroamericanos. Pero hacerlo implica un riesgo y una mentira.

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México no tiene recursos ni capacidad para ofrecer protección real a los migrantes quienes, además, no tienen como objetivo echar raíces en tierra mexicana ni mucho menos. Si la delegación del gobierno mexicano cede y le regala a Trump este triunfo, habrá traicionado su promesa de cuidar los intereses de los migrantes y, pero todavía, le otorgará a Trump un argumento de oro para su campaña por la reelección. Ya Enrique Peña Nieto ayudó a Trump al invitarlo a Los Pinos en plena campaña presidencial. Esperemos que Andrés Manuel López Obrador no caiga en la misma trampa.

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