LOS ÁNGELES, California (Expansión Política).- Andrés Manuel López Obrador es un maestro en el arte de la narrativa política. En su época al frente del Distrito Federal, concibió mejor que nadie la importancia de establecer la agenda diaria, de ocupar las sobremesas y dictar los términos de la discusión. Desde hace dos décadas, López Obrador ha sido, para bien o para mal, el gran metrónomo de la vida mexicana: es él quien marca tiempo y tema del debate público.
¿Cómo lo ha conseguido? Primero, con un notable olfato. Como ningún otro político de su generación (y de varias más), López Obrador ha entendido los entusiasmos e indignaciones de la sociedad mexicana. Pero eso serviría de poco sin la disciplina de hablar primero. López Obrador siempre ha entendido el valor de la mañana. Es su territorio, su momento. Muy temprano, antes que nadie, es entonces que establece la agenda.