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OPINIÓN: Hoy no se puede regresar al Sistema Hegemónico

El PRI es un partido que merece ser estudiado y comprendido, estemos a favor o en contra de él, para poder entender el sistema político mexicano, opina Don Porfirio Salinas.
vie 29 junio 2018 03:40 PM

Nota del editor: Don Porfirio Salinas es híbrido de política, iniciativa privada y escenario internacional. Priista orgulloso de “el valor de nuestra estirpe” (Beatriz Paredes dixit); y antagónico al régimen actual, contrario a esta estirpe. Convencido de la política como instrumento de construcción de país, desde cualquier trinchera. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

(ADNPolítico) – Ante la inminente victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador, muchos han manifestado la alta posibilidad de regresar a un sistema hegemónico como el que instauró el PRI en sus 71 años ininterrumpidos de Gobierno. La base argumentativa es el pasado priista de López Obrador y sus tintes autoritarios.

Este análisis se antoja bastante ligero. Sin minimizar los posibles tintes autoritarios, que no es novedad, pues los hemos vivido al menos durante los dos últimos sexenios, se ignoran completamente las diferencias sociales de dos etapas históricas muy distintas y lejanas.

OPINIÓN: Meade, Peña y el PRI... ¿quién arrastra a quién?

Primero es necesario reconocer que el sistema hegemónico del PRI no se hizo de un día para otro, y obedeció a una circunstancia histórica y social muy particular. Cuando iniciaron los gobiernos del PRI, el país venía de un complicado entorno de inestabilidad política y social, caracterizado por el asesinato de presidentes y figuras políticas de alto perfil.

Esta inestabilidad derivó de una dura guerra de Revolución, que fue provocada por un régimen dictatorial de 30 años. Gracias a la Revolución, se construyó la Constitución de 1917, una de las más completas y progresistas de la época. Sin embargo, la violencia persistía.

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Ante el caos post revolucionario, caracterizado por una diversidad de actores y corrientes políticas, se impusieron los gobiernos militares para intentar dar al país mayor estabilidad social. Es en este contexto que nacen el PRI y sus gobiernos. A diferencia de la situación actual con AMLO, en aquella época había una diversidad de personajes, no era un movimiento de un solo líder.

OPINIÓN: La profunda crisis de los partidos políticos

El PRI, que tiene su origen en el PNR y el PRM, entendió que, para lograr la estabilidad y paz social, era necesario tender puentes con todos los sectores de la sociedad. En aquel momento no había partidos políticos nacionales, por lo que los fundadores del PRI lo crearon como un gran aglutinador, que representaría las demandas de los distintos segmentos sociales.

Las Fuerzas Armadas, que ostentaban el Gobierno, fueron el factor fundamental de creación del Partido, y su primer gran pilar. Posteriormente vendrían el sector Campesino con la CNC y el Obrero con la CTM. Ya en una siguiente etapa se crearía el sector Popular con la CNOP, desarticulando al sector Militar y aglutinando a la sociedad en un esfuerzo por lograr una transición pacífica y suave a gobiernos civiles en los años 40.

El PRI, y los gobiernos emanados del partido, pasaron por muchas etapas de creación y evolución. Las principales características de esas etapas eran, por un lado la preparación y renovación constantes de liderazgos políticos; y la formación de instituciones, tanto al interior del partido como en el Gobierno y en el Estado en su conjunto.

OPINIÓN: Por qué el PRI no votará por Meade

Lo anterior es un muy breve y simplista resumen de las condiciones que caracterizaron la conformación del PRI, sus gobiernos y su sistema hegemónico. Evidentemente el proceso es mucho más complejo y detallado, pero por espacio y tiempo, no abundaré más aquí. Tal vez en una siguiente columna. El PRI es un partido que merece ser estudiado y comprendido, estemos a favor o en contra de él, para poder entender el sistema político mexicano.

El esfuerzo de este resumen es para evidenciar las circunstancias tan diferentes que hicieron posible un sistema hegemónico. Hoy, las condiciones son totalmente distintas. Para empezar, hace más de medio siglo que no tenemos gobiernos militares. Hoy tenemos un pluralismo político reflejado en la existencia de al menos tres grandes partidos políticos nacionales, y de otros seis medianos o chicos pero con presencia nacional. Además de partidos estatales y locales.

Aunque algunas fueron debilitadas de manera importante durante los últimos dos sexenios, hoy tenemos un país con instituciones sólidas, muchas de ellas incluso constitucionalmente autónomas. Tenemos gobiernos estatales mucho más consolidados, aunque con obvias diferencias regionales. Estos gobiernos pertenecen a por lo menos tres partidos políticos distintos, y la conformación de sus alcaldías y congresos locales es muy variada también.

OPINIÓN: Urgente enfocarse en el Congreso

México hoy no es el país ni de los años 20, ni de los 50, ni de los 70. Hoy estamos insertos en la globalización. Tenemos pluralidad de actores políticos y sociales. Pesos y contrapesos, aunque requieran fortalecerse. Dos cámaras del Congreso donde desde hace 21 años no existen una mayoría unipartidista, además de que la propia ley lo prohíbe con la cláusula de sobrerrepresentación y el límite de 300 Diputados para un solo partido.

Hoy, por más deseable que sea para algunos, es imposible replicar un modelo hegemónico exitoso y duradero. La pregunta real, y prioridad, es qué capacidad vamos a tener de empezar a organizarnos como sociedad y construir los contrapesos sociales, que caracterizan a las sociedades desarrolladas y que tan tarde vienen en México.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Voces

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