Suma de esfuerzos
A estas acciones se suma la gente de a pie, como Iván Nava, que los 365 días del año hace labores de rescate de perros en situación de calle, los sana y les busca un hogar permanente y responsable.
Iván Nava trabaja en una empresa de mercadotecnia y en su tiempo libre, desde hace 10 años, rescata perros de la calle, en situación de abandono o en riesgo de ser sacrificados. Por la experiencia que ha tenido con adoptantes, descarta de inmediato a todo aquel que le pregunte por un perro con la intención de regalarlo.
“Más del 60% de los casos que recojo, de maltrato y abandono animal, son perritos que eran un regalo del 14 de febrero, de Día de Reyes, de Navidad, de cumpleaños. Los perritos no son para regalos; que mejor regalen peluches, viajes u otra cosa”, dice en entrevista Nava, quien calcula que ha rescatado a 300 perritos, la mayoría en situación de calle.
Iván Nava reprueba que los papás regalen mascotas a sus hijos pensando que "el perrito les va a enseñar a los niños a ser responsables".
"(Hay) que enseñarles a los niños a ser responsable de otra forma, porque es muy probable que el perrito termine en la azotea y el niño todo el día con su celular o su tableta. La responsabilidad se enseña de otra forma, no dándole una carga a alguien que no puede aún cuidarse a sí mismo”, subraya.
Las zonas de mayor abandono
De acuerdo con una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), publicada en diciembre de este año, en la actualidad hay 25 millones de hogares con algún animal de compañía, principalmente perros y gatos.
En 2014, otra encuesta del Inegi indicó que los habitantes del Estado de México son los que más mascotas tienen (7 millones de personas), seguidos de los veracruzanos (3 millones) y de los jaliscienses (2.9 millones). Mientras que en la Ciudad de México, hasta ese año, 2.3 millones de personas tenían en casa a algún animal.
Es justo en el Estado de México donde más perros rescata Iván, especialmente en los municipios de Ecatepec, Chimalhuacán, Los Reyes y Nezahualcóyotl, así como del oriente de la Ciudad de México (Pantitlán, Iztapalapa y Puerto Aéreo). Por eso, uno de los requisitos que pone a los adoptantes es que no vivan en esas zonas.
“Son zonas donde la gente de alguna forma no tiene conciencia del maltrato animal. Para ellos, tener un perro es echarle los huesos, la sopa y la tortilla, y dejarlos en la calle o amarrados en la azotea", considera.