Frente a miembros de su gabinete y ante representantes de pueblos originarios de Estados Unidos y Canadá, López Obrador insistió en que este 13 de agosto es una fecha funeral debido a la caída de la gran Tenochtitlán.
El mandatario federal consideró que es "ofensivo y ocioso, en estos tiempos, volver a la vieja polémica de que los originarios de Mesoamérica y en particular, los mexicanos, eran bárbaros porque entre otras cosas comían carne humana; pensaban que el caballo era una bestia sobrenatural monstruosa; que los españoles fueron salvados en batallas por un hombre a caballo que figuraba ser el apóstol Santiago, o que Cortés y sus soldados eran enviados de la divinidad según la profecía indígena del regreso de Quetzalcóatl o que la adoración de ídolos era una practica demoníaca".
El presidente insistió además en que la conquista española y la colonización de México son signos de atraso, no de civilización y menos de justicia, pues mencionó que durante este periodo no hubo ningún avance tecnológico en el país, además de que también representó una catástrofe sanitaria debido a la llegada de enfermedades desconocidas por los indígenas, como la viruela, que causó la muerte de casi la cuarta parte de la población indígena.
La gran lección de la llamada Conquista es que nada justifica imponer por la fuerza a otras naciones o culturas, un modelo político, económico, social o religioso ..."
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México
Por ello, López Obrador agregó que las conquistas, las invasiones y las guerras siempre serán un riesgo para la humanidad, pues además del agravio principal, traen consigo afectaciones, culturales, sociales y daños colaterales, pues dijo, "suele pasar que la ambición y la tristeza viajan, viven y duermen juntas".
"Políticos, monarcas y hombres de Estado no deben omitir estas lecciones que surgen de amargas realidades y se convierten en enseñanzas mayores", destacó.