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#Crónica: Tamales de chipilín a cambio de millones para una rifa

El presidente reunió a un grupo de 100 empresarios a quienes convocó para que compren dos terceras partes de los 6 millones de boletos de la rifa que se había presentado como del avión presidencial.
jue 13 febrero 2020 06:00 AM
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Cena en Palacio Nacional. Empresarios fueron invitados a fondear una rifa.

Si alguna vez los criticó y tuvo diversos desencuentros con el sector empresarial, este miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo que los empresarios se convirtieran en aliados, y de paso los convocó a contribuir con su plan de salud pública vía la adquisición de dos terceras partes de los 6 millones de boletos para la rifa del 15 de septiembre que tendrá 100 premios de 20 millones de pesos, es decir, hizo un "pase de charola".

El presidente había pedido a los empresarios llegar preparados, no necesariamente para degustar una lujosa cena, sino un austero chocolate tabasqueño y tamales de chipilín, una planta característica de Chiapas. Con esos alimentos sobre la mesa, se les solicitaría comprar 40,000 cachitos de Lotería de 500 pesos cada uno.

Y sí fue. En cada uno de los lugares se encontraba una carta compromiso con "la opción" de aportar una cantidad: les dieron cuatro opciones a seleccionar: 20 millones de pesos, 50 millones de pesos, 100 millones de pesos y 200 millones de pesos.

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La carta compromiso

López Obrador solo pidió su apoyo, no los obligó, refirieron muchos de ellos. Aunque en la carta compromiso los firmantes adquirían la responsabilidad de “participar de manera voluntaria” en el sorteo, según se filtró una imagen en redes sociales.

“Por medio de la presente manifiesto mi compromiso para participar de manera voluntaria en la compra de billetes de la Lotería Nacional, con motivo del sorteo conmemorativo que la misma llevará a cabo en la relación con el Avión Presidencial, en beneficio de la asistencia Pública, hospitales y adquisición de equipo médico, por el equivalente a un monto de”.

Se pedían sus datos personales y su firma, todo de forma voluntaria.

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La llegada

Los invitados fueron un grupo de empresarios a una cena en Palacio Nacional. Todos sabían que el convite serviría para solicitarles que participaran en una “cooperacha”.

Desde las 18:00 horas, la calle de Corregidora se convirtió en un gran estacionamiento abarrotado por autos de lujo, de esos que el presidente ha descrito como “machuchones”, de los vehículos descendieron empresarios y escoltas de seguridad.

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Antonio Suárez, presidente Grupomar, empresa a la que pertenece Atún Tuny, fue de los primeros en llegar. Tras de él, arribó Carlos Bremer, director general de VALUE Grupo Financiero; María Asunción Aramburuzabala, directora General de Tresalia Capital; Carlos Slim, presidente de Grupo Carso, y Emilio Azcárraga, presidente de Televisa.

Otros que llegaron antes de las 19:00 horas fueron Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (arriba en la foto); Vicente Yáñez, presidente de la Antad; Carlos Peralta, de Grupo IUSA; Olegario Vázquez, de Grupo Ángeles; Miguel Alemán Velasco de Interjet, y Bosco de la Vega, del Consejo Nacional Agropecuario.

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Los hombres y mujeres de negocios tuvieron que sortear a decenas de reporteros, fotógrafos y curiosos que se dieron cita al exterior de Palacio Nacional.

–¿Con cuántos boletos se va a animar?, fue la pregunta de los reporteros a cada uno de ellos.

Unos, los que se detuvieron ante la prensa, expresaron que querían ayudar al presidente; entre evasivas rechazaron proporcionar montos.

"Sí pienso comprar, y pienso repartirlo entre mis trabajadores”, contestó Antonio Suárez, de Grupomar.

–¿Los va a regalar?, le preguntó un reportero. –“Sí”, reconoció.

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Carlos Bremer, quien compró hace algunos meses la casa del empresario chino-mexicano Zhenli Ye Gon, mostró nuevamente su intención de colaborar.

“Hay que apoyar al país y al presidente... no sé los detalles, la verdad. Vamos a ver de qué se trata", dijo.

Los tamales de chipilín

El Salón de la Tesorería de Palacio Nacional fue acondicionado como un gran salón-restaurante: mesas, sillas adornadas sustituyeron a las sillas austeras que se usan todos los días en la conferencia mañanera.

Incluso apareció una tómbola como con las que se utilizan en los sorteos de la Lotería Nacional. También desfiló un grupo de “niños gritones”, quienes se alistaron para entonar el cántico de números, pero los silenciaron.

Niños gritones de la Lotería Nacional, durante su llegada a Palacio Nacional, para la cena organizada por el presidente de la República para la rifa del avión.
Los niños gritones de la Lotería Nacional durante su llegada a Palacio Nacional.

La cena duró poco menos de dos horas. El objetivo de ese horario fue no desvelar al presidente.

La salida

Benjamín Hernández, un empresario oaxaqueño fue de los primeros en salir de Palacio. Compartió que le entró a la “coperacha” con 300,000 pesos; es decir, se comprometió con la adquisición de 600 boletos.

Si al ingresar a la cena los invitados se mostraban herméticos, más aún a su salida.

“¿Cómo les fue en la cena?, ¿cuántos boletos compró?, ¿firmaron algún documento?”, eran las preguntas de los reporteros.

“El presidente nos dijo que lo pensáramos”, comentó Humberto Garza, de Famsa, quien de paso validó que el presidente les dio una carta compromiso.

“No es ningún pagaré, señorita, era una sugerencia lo de los montos”, agregó antes de abordar su automóvil.

A las 21:00 horas, salió el grueso de los empresarios. Los que hablaron, aseguraron que se trata de ayudar al presidente, que si adquirirán cachitos para sus trabajadores.

“Vamos a estar hasta en las esquinas vendiendo cachitos”, bromeó Carlos Bremer.

El nombre de "pase de charola" fue un recurso inventado por Carlos Salinas en 1993 cuando solicitó fondos para la campaña presidencial de Luis Donaldo Colosio. En una noche se recaudaron 26 millones de pesos. La situación se repitió 27 años después. Aunque ahora el presidente pidió colaborar con la compra de boletos para una rifa, rifa que servirá para fondear servicios de salud.

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