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Reforma en Salud 'borra' candados que garantizan recursos para gastos catastróficos

La iniciativa a la Ley de Salud no solo propone sancionar la comercialización de vapeadores, también eliminar que un porcentaje del Fonsabi se destine a la atención de enfermedades de alto impacto.
mié 03 diciembre 2025 11:59 PM
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En 2012, el fondo pagó 8,972 millones de pesos en enfermedades de alto costo. En 2022, último dato disponible, solo se desembolsaron 52.7 mdp. (Fotos: Cuartoscuro)

La reforma a la Ley General de Salud de la presidenta Claudia Sheinbaum busca eliminar la obligatoriedad de que un porcentaje del Fondo de Salud para el Bienestar (Fonsabi) se destine a la atención de enfermedades graves y de alto impacto financiero.

Las reglas del fondo establecen que el Fonsabi debe recibir cada año el 11% del presupuesto total del IMSS Bienestar. De ese porcentaje, 3% debe invertirse en infraestructura sanitaria y el 8% en el financiamiento de las enfermedades que generan gastos catastróficos, como cáncer, VIH, hemofilia, infartos, trastornos congénitos o cuidados intensivos neonatales.

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Pero la reforma busca eliminar esos 'candados' que rigen la distribución de los recursos y en su lugar faculta a un Comité Técnico para definir los criterios de asignación del dinero.

El dictamen justifica que la medida busca “mejorar la eficiencia, adaptabilidad y equidad” de los recursos. Asegura que el Fonsabi no dejará de financiar las enfermedades de alto costo, pero que ahora podrá focalizar los recursos según las necesidades del sector salud.

Para legisladores de oposición, en cambio, la eliminación de los porcentajes pone en riesgo el uso óptimo de los recursos y abre la puerta a que este dinero se use para cualquier fin, menos para la atención médica.

“(Esto) permitiría el uso discrecional de los fondos y pondría en riesgo la atención de pacientes que dependen de este recurso para costear tratamientos como quimioterapias y antirretrovirales”, aseguró en un mensaje de X Éctor Ramírez, diputado del PAN.

El cambio al Fonsabi fue uno de los puntos más rechazados la semana pasada por legisladores de oposición, que discutieron la aprobación del predictamen en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, que esta semana se votará en el Pleno.

“Buscan habilitar a un comité burocrático para hacerlo discrecional, dejando a los más pobres absolutamente vulnerables”, indicó Juan Zavala, diputado de Movimiento Ciudadano (MC).

La reforma de Sheinbaum es de las modificaciones más amplias y profundas para el sector salud. Plantea avances importantes para el funcionamiento del Sistema Nacional de Salud, pero también cambios polémicos. Es la misma enmienda se propone penalizar con hasta 8 años de cárcel la comercialización de vapeadores y cigarrillos electrónicos.

Del Seguro Popular al Fonsabi

Hace años que existe este fideicomiso. Nació como un esquema que formaba parte del Seguro Popular para costear la atención médica de personas con enfermedades de alto costo que no tienen acceso a seguridad social y provienen de hogares de bajos recursos. Se llamaba Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos.

Cuando el expresidente Andrés Manuel López Obrador eliminó el Seguro Popular, esta bolsa de recursos se convirtió en el Fonsabi. Desde entonces, ha disminuido los recursos destinados a las enfermedades catastróficas y se han atendido menos pacientes.

En 2012, el fondo pagó 8,972 millones de pesos en enfermedades de alto costo. En 2022, último dato disponible, solo se desembolsaron 52.7 mdp.

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Los pacientes de cáncer infantil que costearon sus tratamientos con este fideicomiso pasaron de 2,700 a 300 en el mismo periodo. Y las mujeres con cáncer de mama, de 8,300 a 2,500.

“Ya no se atendía un mayor número de pacientes ni se destinaba más presupuesto”, explica Judith Méndez, especialista en finanzas públicas y salud del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Por eso, los cambios que propone la reforma no le sorprenden del todo, aunque sí los considera preocupantes. Hace unos años que, además, el dinero del Fonsabi ya no se utiliza completamente en las enfermedades de alto costo.

Al tercer trimestre de 2021, el fondo contaba con 69,902 millones de pesos. De ahí se utilizaron 28,807 millones de pesos para la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), desaparecido en 2023 por falta de resultados.

En abril del mismo año se tomaron 33,000 millones de pesos adicionales para la atención de la pandemia de covid. Así que no es la primera vez que el dinero del Fonsabi se utiliza para otros fines. Sin embargo, la reforma establecería la legalidad de hacer esto.

“Sí es preocupante porque, probablemente, ahora habrá menos garantías”, explica Méndez.

También se plantea si el acotado espacio fiscal lleva a esta decisión. Sin etiquetar el dinero del Fonsabi ni asignarle porcentajes de distribución, este gasto se podría usar para cualquier necesidad del gobierno.

El problema es que el propio sector salud ya se enfrenta a un presupuesto público que no aumenta, como para quitarle dinero que necesita.

“Si de por sí hay un espacio fiscal limitado, eliminar esos porcentajes me parece que sí te quitaría una garantía de que, al menos, se estén destinando recursos a este fondo”.

La “caja chica”

Desde este sexenio, el Fonsabi ha invertido menos en enfermedades catastróficas. Y algunos años ha reintegrado hasta el 80% de sus recursos anuales a la Tesorería federal. De ahí ya no se conoce el destino del dinero.

Otros países, como Alemania, también usan fideicomisos para financiar los altos costos de las enfermedades crónicas. El mecanismo no busca limitar la atención, asegura Méndez, sino garantizar que de los limitados recursos que se pueden gastar en salud, una parte llegue a estos padecimientos, los más presentes y que más empobrecen.

“Si tú lo dejas abierto, se te puede ir en cosas que son urgentes y no necesariamente en las cosas más importantes o en la población que lo necesita”, explica.

La experta considera que instaurar un Comité Técnico sí podría ser benéfico, ya que daría flexibilidad al uso de los recursos, sobre todo en emergencias sanitarias. La duda pesa, sin embargo: ¿quiénes integrarían este órgano, sus decisiones sobre el dineros serán transparentes?

Ya ocurrió con el Seguro Popular. Cuando existió, varios gobernadores estatales usaron ese fondo para desviar recursos y el Fonsabi ya no informa cuántos pacientes atiende por cada enfermedad.

Por eso, la diputada del PAN Verónica Pérez propuso blindar el 50% del fondo exclusivamente para enfermedades catastróficas; prohibir que los recursos vayan a la Tesorería y transparencia en el destino de los recursos.

“Ese fondo era la última línea de defensa para quienes se enfrentan a enfermedades como cáncer, infartos, VIH o cuidados intensivos neonatales”, declaró y agregó: “Ese fondo era la tranquilidad de millones de mexicanos, pero este gobierno lo ha convertido en su caja chica”.

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