El peso de la crianza
Aún se estudia qué otros factores impactaron la tasa de nacimientos en un contexto que todavía mantiene las desigualdades para las mujeres que, en teoría, podrían favorecer la natalidad.
Por ejemplo, en México —uno de los países que tiene más baja participación laboral de las mujeres en América Latina— apenas la mitad de las jóvenes de 19 años asiste a la universidad y una buena proporción de mujeres se casa a edades tempranas, explica Pederzini.
Incluso, 18% se casa antes de los 18 años y en estados como Guerrero, el porcentaje sube hasta 35%, a pesar de las recomendaciones internacionales de erradicar el matrimonio infantil.
Otros elementos explican qué hay detrás de la caída en los nacimientos. Las restricciones económicas, los altos costos de la vivienda, la falta de servicios públicos de cuidados, la precariedad laboral y el desempleo son las principales causas en México para que la población decida no tener hijos o limitar el número de bebés.
De acuerdo con el informe La verdadera crisis de la fertilidad, publicado Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en junio, también influye la incertidumbre por la situación política, social y el impacto del cambio climático.
“Quiero tener hijos, pero se hace más difícil a medida que pasa el tiempo. Comprar una casa o conseguir un alquiler asequible en mi ciudad es imposible. Tampoco quisiera dar a luz a un hijo en tiempos de guerra y en un planeta que está deteriorándose, si eso significa que el bebé sufriría por ello”, dice una mujer mexicana de 29 años entrevistada por UNFPA.
Al ser las mujeres las que sostienen el peso de la crianza y de los cuidados, con consecuencias adversas para su desarrollo profesional y con impactos en su economía, se decide no ser madres o no tener más hijos, si no encuentran una pareja dispuesta a compartir el trabajo.
“Dedicarse a la crianza significa que tienes que dejar de participar en el mercado laboral y de tener un salario y no encuentran parejas que quieran compartir estos ideales de participar en la crianza de los hijos”, apunta la especialista.
Ese postulado fue desarrollado por Claudia Golding, premio Nobel de Economía en 2023, explica la académica de la Ibero, quien agrega que por eso es necesario cambiar las políticas públicas y laborales. Plantea, por ejemplo, el dar apoyos a las parejas que quieren tener hijos, ampliar la licencia de paternidad, tener acceso a espacios de cuidado y flexibilidad laboral.
“La capacidad de las mujeres para decidir de manera libre y responsable el número de hijos que desean tener y el intervalo entre los nacimientos tiene consecuencias positivas para su bienestar y sus oportunidades, así como para su disfrute de los derechos humano”, agrega el médico Plascencia.