Los tres señalaron que se trata de un esfuerzo para mantener en la memoria y bajo los reflectores a políticos de absolutamente todos los partidos que han incurrido en vínculos criminales y son responsables de la situación que vive el país.
Meza insistió en que se trata de que estén presentes sus casos y los políticos no apuesten a la memoria corta y la impunidad, pues son reciclables de cargo y partido gracias a ese olvido.
Entre los primeros once casos incluyeron los perfiles dos gobernadores señalados por políticos de oposición de presuntos vínculos criminales: Rubén Rocha Moya, morenista y mandatario de Sinaloa, y Ricardo Gallardo Cardona, de San Luis Potosí por el partido Verde (PVEM), pero los hay de todas las fuerzas políticas.
Otros incluidos son Tomas Yarrington, exgobernador priista de Tamaulipas, o Silvano Aureoles, exmandatario perredista de Michoacán; Anabel Ávila, exalcaldesa de Coalcomán, Michoacán, de Movimiento Ciudadano, y el exsecretario de Seguridad federal del gobierno panista, Genaro García Luna.
“Yo le llamo el surtido rico porque tenemos de Morena, tenemos del PRI, tenemos tenemos del Verde, tenemos del PAN, tenemos de Movimiento Ciudadano y tenemos incluso hasta uno del PRD; queremos que sea muy diverso y que no se nos pueda acusar de que somos oficialistas o que somos opositores”, explicó Balderas.
“Lo que nos mueve es un criterio periodístico únicamente, en el cual a partir de investigaciones periodísticas, casos judicializados, sentencias firmes o a partir de instrumentos como fichas rojas de Interpol, haya información, entonces esos son los criterios que utilizamos para anexar a estos narcopolíticos”.
El primer saque de este catálogo de políticos que están acusados, señalados, sentenciados o prófugos de la justicia por presuntas relaciones con el crimen organizado contempló 11 perfiles de los primeros 30 que se sumarán en breve.
Luis Chaparro recordó que toda la información tiene sustento en investigación, documentación, fuentes directas y además es corroborado por todo el equipo pues es un esfuerzo colaborativo.
“El narcoppolítico es muy dado a decir: ‘es mentira’ ’que muestre en ese documento’, ‘que muestren ese no sé qué’”, y con esos elementos buscan blindarse de estrategias legales y descalificaciones.