Sin embargo, el programa IMSS-Bienestar ya no recibió recursos federales en 2025. En el Informe sobre la Situación Financiera y los Riesgos del IMSS, entregado al Ejecutivo y al Congreso el pasado 30 de junio, el Instituto detalla que el subsidio ya enfrentaba recortes. Ocurrió así en 2021, 2023 y 2024.
La menor asignación de recursos impactó la operación, debido a que el programa incrementó el gasto en personal médico pero con menos dinero disponible.
“Esta situación obligó a aplicar un recorte sustantivo en el resto de los conceptos de gasto en 2024 respecto a 2023: 21.9% en consumo de bienes; 41.2% en servicios generales, y 63.3% en inversión física. Esta circunstancia tuvo un efecto relevante en la operación del Programa IMSS-Bienestar si se considera que la mayor parte del capítulo de consumo de bienes se destina al gasto de medicamentos, vacunas, servicios de laboratorio, instrumental, accesorios médicos y víveres”, detalla el informe.
Para continuar los servicios de salud del programa y dar mantenimiento a los hospitales rurales o modernizarlos, el IMSS suscribió convenios con el Insabi, que le transfería recursos adicionales para seis proyectos de obra pública. Sin embargo, este monto cayó 89% en 2024, un año después de la eliminación del Insabi.
“Derivado de lo anterior, la conservación de inmuebles y la sustitución de equipo médico y electromecánico con término de vida útil han experimentado rezagos importantes en los últimos años”, se lee en el documento.
Además, el IMSS aprobó transferir 20,700 millones de pesos del saldo de los ingresos excedentes para financiar la continuidad de los servicios, el traspaso, operación y adecuación de las unidades médicas del programa IMSS-Bienestar a su Régimen Ordinario.
Finanzas del IMSS
Así que el programa IMSS-Bienestar ya arrastraba problemas económicos, cuya resolución quedará ahora en manos del IMSS Ordinario, financiado por cuotas tripartitas: aportaciones de los trabajadores afiliados, de los empleadores y del gobierno federal.
Pero el Instituto también enfrenta dificultades. Su informe financiero expone que los ingresos del instituto alcanzarán para cubrir sus gastos sólo hasta el año 2032. Estima, además, que de 2033 a 2054 se registre una insuficiencia de ingresos, aunque se podrá cubrir con el uso de las reservas financieras hasta el año 2036. Sin cambios en el esquema de financiamiento, a partir de 2037 el IMSS presentará un déficit actuarial.
Zoé Robledo, director general del Seguro Social, negó que esto signifique que el Instituto esté a punto de un colapso inminente, sino que las estimaciones buscan prevenir, planear soluciones y sirven para tomar decisiones financieras.
“El IMSS tiene suficiencia financiera programada de, al menos, hasta el 2037. Esto significa que los recursos estarán garantizados para atender a 80 millones de derechohabientes. Esto es un incremento de la suficiencia financiera de nueve años respecto a la situación que había en el IMSS en 2018”, afirmó.
El funcionario agregó que cuentan con estrategias para incorporar a más personas al IMSS Ordinario, incluyendo los casi 11 millones de beneficiarios del programa IMSS-Bienestar.
No obstante, las expertas consultadas sí ven presión para las finanzas del IMSS y un posible riesgo moral: que los afiliados costeen los servicios de las personas sin recursos para hacerlo.
“El financiamiento del IMSS viene de cuotas tripartitas y, ahora, parte de su financiamiento se destinará a población sin seguridad social. Lo complicado aquí pues sí es esta presión financiera para el IMSS, lo que representa”, explica Judith Méndez, directora adjunta de Investigación en el Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP).