Sin embargo, en la tarde, afuera del amurallado Palacio Nacional no dominaron los discursos sino los reclamos. Miles (200,000, según cifras del Gobierno de la Ciudad de México) alzaron la voz vestidas de morado y verde, los colores de la lucha de las mujeres y del derecho a decidir sobre sus cuerpos.
Sobre Paseo de la Reforma, partiendo de la Diana Cazadora y El Ángel de la Independencia con rumbo al Zócalo, resonaron los gritos “Porque vivas se las llevaron, vivas los queremos¡”, “Con falda o pantalón, respétame, cabrón”, consignas que se repiten año con año.
“Claudia tú eres madre y abuela, ¿por qué no nos atiendes?”, reclamó Laura Iniesta, madre buscadora junto con otras que, concentradas en la Glorieta de las y los desaparecidos y en la Glorieta de las mujeres que luchan, denunciaron desdén del gobierno y complicidad del Poder Judicial.
“No estamos todas, nos falta Leslie desde hace 622 días. Y el gobierno ni sus luces”; “Karla hasta encontrarte, mija”, “Xóchitl, tú no moriste, te mataron”, gritaron contigentes de mujeres de todas las edades; abuelas, niñas en carreolas y universitarias que siguieron el camino en una inmensa columna hacia el zócalo
Fueron miles las manifestantes que conmemoraron el 8M. El gobierno de la Ciudad de México estimó que alrededor 200,000.
Mujeres del llamado “bloque negro” ahora no se ubicaron en la retaguardia de la marcha, sino que se mezclaron entre las asistentes. Algunas cargaban picos, martillos y varillas, con las que rompieron el parabús de la estación Reforma del Metrobús; además pintaron rejas de tiendas y locales.
Por otro lado, miles de mujeres llegaron hasta el zócalo y, aunque esta vez sí se dejó la bandera nacional fueron recibidas por vallas de tres metros con las que se cercó Palacio Nacional y Catedral. Una vez en el corazón del Centro Histórico, "construyeron" más tendederos de denuncia con nombres de presuntos agresores sexuales, consignas y en general frases de protesta.
Así fue que las mujeres, otra vez por miles, tomaron las calles para protestar. Esta vez también se vivieron divisiones por el movimiento feminista radical, que con martillos y picos intentaron tumbar las vallas entorno a Palacio Nacional.
Para alimentar las fogatas, algunas de las manifestantes quemaron mantas y pancartas de madres buscadoras y de víctimas de feminicidio, además ”ordenaron” a las demás asistentes a replegarse.
Lorena Gutiérrez, madre de Fátima, una menor de edad asesinada el 5 de febrero de 2015 en Lerma, Estado de México, reclamó: “¿Eso es sororidad? Ustedes hablan desde el privilegio de estar vivas, a mí, mi Fátima ya no va a regresar”.
“¿Por qué me hicieron eso a mí? Las madres vinimos a protestar, tenemos cuatro días sin dormir, con más sin comer, estamos en huelga de hambre y vean lo que el bloque negro me hace, que falta de respeto a la memoria de Fátima!”.
Gutiérrez acusó que el gobierno envió a personas a promover su retiro para “instalar una mesa. “¡Que venga Citlalli Hernández¡, que dialogue con nosotras, pero ella es igual que el 'bloque negro' que cree que sólo su lucha es la que se vale”.
