Estos datos dan cuenta de que la exclusión económica impuesta por género es una de las principales causas de la pobreza y la desigualdad en el país, explica el informe.
México arrastra un pendiente histórico con las mujeres: garantizarles justicia económica”,
Acción Ciudadana Frente a la Pobreza
Desigualdad para madres e indígenas
Las desigualdades económicas se profundizan en las mujeres indígenas o en aquellas con un número mayor de hijos. Por ejemplo, 40% de las mujeres que no trabajan tiene tres hijos o más, refiere el informe basado en la última Encuesta Nacional de Ingresos en los Hogares. El 20% de quienes no trabajan tienen dos hijos y 12% cuenta con un hijo.
Los ingresos también se ven afectados por la cantidad de hijos. Las mujeres que trabajan y tienen un hijo ganan, en promedio, 22,504 pesos al trimestre, mientras que aquellas con cuatro hijos perciben un ingreso trimestral de 13,583 pesos.
Las mujeres indígenas sufren mayor exclusión laboral: 43% no tiene trabajo y, entre quienes sí consiguen un empleo, 82% no está afiliada a ninguna institución de salud. Esto contribuye a que siete de cada 10 mujeres indígenas vivan en situación de pobreza multidimensional, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Salarios precarios e informales
La situación económica no es mucho mejor para las mujeres que sí trabajan:
- 80% de los 24.3 millones de mujeres con empleo no ganan lo suficiente para comprar dos canastas básicas al mes
- 60% no tiene acceso a seguridad social ni a servicios de salud
- 20% trabaja jornadas excesivas de más de 48 horas, lo que incumple el límite establecido en la Ley Federal del Trabajo.
- 47% trabaja sin un contrato estable.
Entre los 9 millones de mujeres con un empleo en el sector formal, con afiliación al IMSS, 58% carece de salario digno, estimado en más 12,500 pesos al mes, monto que apenas alcanza para dos canastas básicas. El 37% percibe un ingreso menor a esa cantidad.
Son más las mujeres que trabajan en la informalidad: 13.4 millones, que representa 55% de las mujeres ocupadas. Y 82% de ellas tenían salarios menores al costo de dos canastas básicas.
A finales del año pasado, 2.3 millones de personas hacían trabajo doméstico remunerado, de las cuales 2.1 millones (91%) eran mujeres. De éstas, 85% tienen salarios precarios, 71% carece de prestaciones laborales y 98% de contrato estable.
¿Qué pasa con las mujeres jóvenes?
Las mujeres jóvenes, de 15 a 29 años, también sufren las desigualdades económicas. Hay 8.2 millones de mujeres en ese rango de edad y 3.8 millones se encuentran fuera de la escuela y del trabajo. De esa cifra, 3 millones están en esa situación por realizar labores domésticas y de cuidado.
Acción Ciudadana Frente a la Pobreza subraya la urgencia de impulsar estrategias que promuevan la plena inclusión y autonomía económica de las mujeres.
Una de las primeras acciones es concretar la creación de un Sistema de Cuidados que redistribuya las responsabilidades, actualmente sobrecargadas en las mujeres.
“Este sistema debe involucrar al Estado, a las empresas y a la familia en la provisión de estos cuidados”, sugiere.
También considera indispensable continuar con los incrementos al salario mínimo para que en 2026 llegue a un monto de 9,320 pesos, necesarios para adquirir dos canastas básicas y que las empresas asuman el compromiso voluntario de otorgar el salario digno de 12,500 pesos al mes.