Aunque la reforma ya se consumó, la ministra pidió que en ese diálogo se aborde no sólo que hay un nuevo modelo de elección, tanto en el ámbito federal, como en el local, sino los impactos en la función misma de juzgar, la independencia y la carrera judicial.
"Si bien se requiere una reforma no podemos caer en la salida fácil, el contexto tan complejo que se vive en México no permite la improvisación y mucho menos de esta magnitud y de consecuencias hasta ahora impredecibles”
Presidenta de la SCJN, ministra Norma Piña
En el evento, organizado en medio de la coyuntura de la organización de elección para cargos judiciales, se notó la ausencia de juzgadores, por lo que Piña evidenció ese desaire.
“El hecho de que muchos de los magistrados y jueces e integrantes de esta Asociación, en años anteriores nos acompañaban y buscaban la foto, ahora es patente su ausencia, naturaleza humana”, lamentó.
La también presidenta del Consejo de la Judicatura Federal se refirió a la reforma promovida por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y sostuvo: “estamos ante un escenario, prácticamente, sin precedentes a nivel mundial. No es posible saber en estos momentos cuál será su resultado, se necesita, como diría (Renato) Leduc, de la sabia virtud de conocer el tiempo”.
Recordó, además, que incluso el gobierno federal reconoció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) -en el contexto de la audiencia solicitada por jueces y magistrados inconformes con la reforma judicial- que la iniciativa de reforma al Poder Judicial se envió al Congreso sin que existiera un diagnóstico sobre los cambios necesarios a la ley.
La propuesta, recalcó, fue concebida sin un diagnóstico que fue reconocido por el propio representante del Estado mexicano en la audiencia ante la CIDH.
Al respecto, abundó Piña, vale la pena recordar lo que dijo Martín Landau, conocido profesor de Ciencia Política de la Universidad de California, en Berkley, y cito: "toda propuesta de política está acompañada de riesgo e incertidumbre, esto es, todas las políticas son hipótesis, todas las políticas, por tanto, contienen alguna probabilidad de error y no puede aceptarse a priori como correctas”.