Un año atrás, en 2020, la tasa de mortalidad materna fue de 53.2, lo que indica que México no ha podido recuperarse después de la pandemia de covid-19. Aunque las cifras son de hace tres años, son las más recientes que actualiza la OCDE.
Además, mantiene el retroceso de ese indicador al nivel de hace dos décadas, como documenta otro estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef, el Grupo del Banco Mundial y el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
La medición de la muerte materna es uno de los indicadores más importantes para evaluar el desarrollo de un país y la capacidad resolutiva de su sistema de salud, pues registra los fallecimientos de las mujeres de entre 15 y 49 años por causas prevenibles relacionadas con el embarazo o el parto.
Aunque la tasa de mortalidad de México es alta, cumple todavía con la meta 3.1 del Objetivo de Desarrollo Sostenible Salud y Bienestar, que compromete a los países a reducir en 2030 la muerte materna a menos de 70 por cada 100,000 nacidos vivos.