Rosario Robles: "Ojalá que Sheinbaum pueda tener un acto de independencia"
La ex jefa de Gobierno del DF acepta que se perfila el escenario en que Sheinbaum se convertirá en presidenta; también señala que Xóchitl Gálvez es el personaje que la oposición necesitaba.
Diecinueve meses después de salir de prisión, Rosario Robles bebe un refresco de cola en un vaso de vidrio desde un salón de la Torre Mayor. Se acomoda el cabello y se maquilla antes de volver a recordar lo que fueron esos tres años metida en “la alcantarilla”, como ella misma ha llamado a la cárcel.
Hace mucho tiempo que el peñanietismo la abandonó, pero ella aún lo recuerda con cariño. Dice estar orgullosa del tiempo en que estuvo al frente de dos secretarías de Estado en el sexenio priista: Desarrollo Social (Sedesol) y Desarrollo Agrario, Urbano y Territorial (Sedatu). Sin embargo, reconoce que los días en que recorrió miles de kilómetros del país se quedaron ensombrecidos por el reportaje “La Estafa Maestra” en el que se señaló un esquema de desvío de recursos.
“Hay muchos, muchos positivos en el gobierno del presidente Peña. Se acusa y se tomó como bandera el tema de la corrupción y lo de Ayotzinapa, y este gobierno ha superado con creces el problema de la corrupción”, señala en entrevista la exfuncionaria.
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Robles asegura que su tarea en estos días está y seguirá junto a las decenas de mujeres inocentes que terminaron en Santa Martha Acatitla por confiar en los hombres o la justicia mexicana, pero aclara, no por eso deja la política.
La política se dice convencida de que estuvo presa por “venganza” del presidente Andrés Manuel López Obrador; expresa que apoya a Xóchitl Gálvez y al bloque opositor rumbo a la elección del 2 de junio, y aunque no le gusta “el discurso del perdedor”, reconoce el escenario en que Claudia Sheinbaum podría convertirse en la primera presidenta de la historia de México.
“Ojalá si Claudia Sheinbaum es la presidenta de México, pueda tener un acto de independencia y pueda realmente ir por un camino diferente que sea el de reconciliación y sea el de la paz”, pide al hablar de la continuidad planteada por la morenista.
Después de ser fundadora del PRD, la primera mujer que gobernó la Ciudad de México y dirigir dos secretarias estratégicas del peñismo, Rosario Robles pasó tres años encarcelada. Autoridades mexicanas no lograron construir un caso sólido en su contra, por lo que fue liberada. Hoy recorre México con “su Rosario” en las manos, el libro recién publicado donde cuenta su historia. Dice que el país necesita la reconciliación. Tose cuando se le pregunta por qué no buscó encabezar a la oposición. Sonríe al recordar sus tareas como funcionaria pública. Condena con la cabeza al hablar del camino que tomó López Obrador.
Aquí parte de la entrevista:
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Hoy habla de venganza, pero también ha planteado que era la alumna favorita de Andrés Manuel López Obrador. ¿Qué pasó?
Al principio, ¿no? Era, pues fui su secretaria de organización. Yo lo impulsé mucho para que fuera el presidente del PRD. Después, hice todo para ganar la Ciudad de México con él como candidato, siendo yo la jefa de Gobierno. Y creo que ahí es donde empieza el diferendo. Donde ya no era la alumna, sino nos veíamos del tú a tú. Donde yo ya también tenía mi presencia, mi poder, mi popularidad por el gobierno en la Ciudad de México. Y creo que me empezó a ver como un obstáculo. Alguien a quien había que quitar del camino. Y los videoescándalos en los que aparece su gente, pero en la que yo estaba relacionada con la persona que los dio a conocer, fueron el pretexto perfecto para empezar a perseguirme durante años. Y lo lograron.
¿Por qué cree que querían quitarla del camino? ¿La veían como un personaje que podía crecer hacia el 2024?
Yo había recorrido el país muchas veces. Me conocían en todo México. Recorrí varias veces el país con Andrés Manuel. Lo recorrí después siendo presidenta del Partido de la Revolución Democrática. Y fui una secretaria de territorio, no de escritorio. Yo recorrí 700 mil kilómetros entre las dos secretarías. Estuve en las comunidades más pobres de México, sembrando un comedor comunitario, una tarjeta sin hambre, una estancia infantil. Y estuve en las ciudades más prósperas. Goberné la capital de la República. Y para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo. Entonces, tenerme a mí cinco años recorriendo el país, ya sin ninguna obligación de carácter administrativo, yendo a todos lados, pues creo que fue una idea... Conociéndome como me conoce Andrés Manuel, eso no le gustaba, porque él tenía ya un proyecto transexenal y, por supuesto, yo no entraba en esa lógica.
Quien me mandó a la cárcel es el juez Delgadillo Padierna, sobrino de René Bejarano y de Dolores Padierna, que estaban... pues querían vengarse de mí por los videoescándalos, cuando yo no... cuando fue él el que fue por el dinero. En la UIF, en ciertas instituciones como la Cámara de Diputados, que me inició el juicio político... Pablo Gómez, Irma Eréndira Sandoval. Personajes que tenían o que creían que tenían que cobrarme agravios, y por eso esta persecución de la que fui objeto. Pero pagando un alto precio, porque no puedo decir que fue nada fácil, pagué un precio muy, muy alto, mucha afectación a mi familia, a mi trayectoria, porque la cárcel ahora ya no es la pena corporal. Quemarte la hoguera, aunque te quemen simbólicamente, o de mandarte la guillotina o colgarte un palo... Pero sí es una muerte del alma. Te va matando poco a poco. Afortunadamente, yo sabía que tenía que luchar, tenía que pelear, tenía que demostrar mi inocencia, para mí era muy importante. Y ahí, además, encontré una causa que se sumó muchas de las que ya había tenido durante mi vida, que fue la de la justicia y la de apoyar a estas mujeres.
El 2024
Cuando dejó la cárcel, la oposición no tenía candidato. ¿Por qué no buscó encabezar la contienda presidencial?
Era un momento complicado, porque yo salgo con el cambio de la medida cautelar, pero todavía mi proceso jurídico vivo. Yo tuve que pasar varios meses, para que un juez sobreseyera mi causa, y posteriormente ir otra vez al amparo, al tribunal colegiado, un tribunal de apelación, a que ratificaran toda esta sentencia absolutoria. Entonces, en ese contexto para mí era muy difícil participar o plantearme participar. Sabía que era una figura, sabía que representaba a muchas de las víctimas de este país, porque era una víctima más, y que era un símbolo, un símbolo de esta injusticia que se ha cometido contra muchos y muchas en este gobierno. Pero no era el momento.
No era el momento, y yo creí que lo más pertinente y lo más prudente era sí opinar, porque no me he callado, he estado escribiendo, participando en programas y demás de lo que quiero y creo para mi país, pero no me tocaba en este momento encabezar el proyecto.
No le tocó en este momento, ¿pero podría ser dentro de seis años?
Ya no, ya voy a estar... Mira, una de mis anécdotas de la cárcel es que yo voy subiendo unas escaleras y veo ya una persona más grande que yo que la está subiendo con mucha dificultad, y entonces la ayudo a llegar, pues ya a una parte segura, y me dice 'muchísimas gracias', con mucha amabilidad. No, ya no; voy a tener, ahí sí, ya las canas muy claras; no, yo no.
Aprendí algo en la cárcel muy importante, que el poder lo puedes ejercer sin tener un cargo, no lo necesitas. Cuando eres poderosa porque tienes causas que acompañar, no necesitas un cargo. Qué bueno que vamos a tener una mujer presidenta, ojalá sea una mujer independiente y que nos defienda a las mujeres.
¿Qué opina del proyecto de continuidad que plantea Sheinbaum?
Obviamente yo apoyo al frente opositor; no creo en el Plan C, no creo que es lo que necesite México, no creo en desbaratar las instituciones que tanto trabajo nos ha costado construir, y que nos ha costado construir a quienes hoy gobiernan, porque con ellos marché, con ellos llené Zócalos, con ellos luché, y que hoy se volteen contra el INE, contra elecciones limpias y libres, contra la no intromisión del gobierno en los procesos electorales, que fueron nuestras banderas, fueron por lo que luchamos, pues a mí me parece terrible.
Más me preocupa es este clima de polarización, de odio que se ha sembrado, de división entre mexicanos y mexicanas, entre hermanos y hermanas. Yo creo mucho en estos diálogos por la paz que está impulsando la Iglesia Católica y más de 1,600 organizaciones civiles, de que lo que tenemos que buscar es la reconciliación, es perdonarnos y reconciliarnos e ir por una ruta de caminar juntos para sacar al país adelante. Poniendo el acento en la seguridad, en la reconstrucción de la paz desde abajo, en las comunidades, en reencontrarnos, en escucharnos, en dialogar, en volver a entender los unos con los otros en lugar de estigmatizarnos. Y yo creo que eso es lo que necesita México y la continuidad no es eso.
Ojalá, ojalá si Claudia Sheinbaum es la presidenta de México, pueda tener un acto de independencia, y pueda realmente ir por un camino diferente que sea el de reconciliación y sea el de la paz. Y la paz se consigue ejerciendo todo el poder del Estado contra quienes atentan contra la seguridad de las y los mexicanos.
¿Xóchitl Gálvez era el personaje que necesitaba la oposición?
Creo que Xóchitl es el personaje que... el mejor personaje que tuvo la oposición para este proceso. Yo creo en mucho de lo que ella plantea, pero tengo una posición también crítica. No estoy ahí. Y como analista, como mujer que estudia lo que pasa en el país y como a partir de mi propia experiencia, pues desde luego que no me gusta que para proponer alternativas al sistema de justicia planteemos una mega cárcel. Nos vamos a los extremos, ¿no? Nos vamos de 'los abrazos, no balazos', nos vamos a la mega cárcel al estilo Bukele. Cuando la justicia es mucho más que eso, ¿no?
La justicia verdadera no tiene que ver simplemente con que se aplique la ley, con que se respete la Constitución, con que se respete la presunción de inocencia y el debido proceso, con que se erradique la corrupción de los espacios de procuración y administración de justicia y porque haya un verdadero enfoque de derechos humanos, de entender más allá de lo que dice en blanco y negro la ley, la parte de la historia personal, de la tragedia, del ser humano que tienes enfrente y de lo que la llevó y lo llevó a estar sentado en ese banquillo de acusados.
¿El PAN, el PRI y el PRD sí están jalando a favor de Xóchitl?
No estoy ahí en esas entrañas, no conozco qué tanto estén aportando los partidos, cuál sea la situación. No me gusta el discurso del perdedor, cuando ya te empiezas a quejar. Yo creo que hay que echarse para adelante, creo que hay que hacer cosas disruptivas, creo que todavía hay tiempo y sobre todo hay que apostarle a una altísima participación ciudadana. Y para que haya una alta participación ciudadana se tiene que perder el miedo. Tenemos que luchar para que la gente vence el miedo y para que haya elecciones libres.
Y por eso yo creo que más que en las candidatas o el candidato, más que en los partidos políticos, la enorme responsabilidad está ahorita en los ciudadanos y las ciudadanas. Tenemos que comprometernos, la patria nos lo demanda y tenemos que salir a votar. Es nuestra gran arma, es nuestro poder como ciudadanos decidir el rumbo. Es el rumbo del país.
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La experiencia de estar en prisión
Usted ha planteado que todos somos presos en el México de hoy...
Vivimos en diversos tipos de cárceles, unas verdaderas, como la que me tocó vivir a mí, y otras virtuales, que son estas que nos generan la inseguridad, la incertidumbre, la violencia que vivimos en México y que nos impide salir de nuestras casas, o que nos desplaza de nuestras comunidades y nos obliga a ir a vivir a otros lugares, o el miedo que se vuelve también una atadura, una pérdida de nuestra libertad, y creo que ese es el miedo que tenemos que romper hoy en México, porque si yo pude demostrar que aún en esa adversidad se puede romper el miedo, se puede encontrar la luz... creo que con mayor razón lo podemos hacer si tomamos en nuestras manos las riendas del país.
Cuando se publica la investigación sobre “La Estafa Maestra”, ¿pensó que habría consecuencias?
Yo recibí a dos de los periodistas que encabezaron este reportaje, tanto por Animal Político como por Mexicanos Contra la Corrupción, les presenté pruebas. Les presenté documentos, les presenté decisiones de los órganos internos de control, les presenté respuestas a las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación, y, sin embargo, ni una coma de todo esto que presenté en esa entrevista salió en la investigación. Y me llamó mucho la atención que de 10 dependencias del gobierno federal que estaban en este reportaje periodístico, la única que apareció con nombre, con rostro, a la que le pusieron la cara a la investigación, fue la mía. No sé si porque era la más conocida, porque iba a vender más con mi cara, con mi rostro, pero el hecho es que a mí me señalaron y pusieron mi cabeza en bandeja de plata para quienes después ganaron la presidencia de la República y que traían una historia de venganza y de rencillas conmigo. Y que yo creo que... Que creyeron firmemente que existió ese mecanismo.
Puedo decir que el día de hoy, siete años después de la publicación de la investigación, con años de investigación de la Auditoría Superior de la Federación y con años de investigación de la Fiscalía General de la República, no se ha demostrado que hubo un modus operandi de desvío de recursos a través de las universidades a campañas políticas. No se ha logrado demostrar. No tienen ni siquiera un solo convenio que haya logrado demostrar que fue indebido. No dudo que haya habido convenios indebidos. No dudo que haya quien abusó de la confianza y que no ha pagado, que no ha sido tocado ni con el pétalo de una rosa. Pero me llama mucho la atención por qué nada más yo, siendo la mujer, porque no se citó a nadie más del nivel que yo estaba, porque además yo fui acusada de una omisión que hasta la fecha no se ha logrado demostrar. Y que en todo caso, como dijeron los jueces tres años después, se trataba de una falta de carácter, en todo caso, administrativo, si se lograra demostrar.
¿Qué fue lo más difícil de estar en la cárcel?
La pérdida de tu libertad, que solo sabes lo valioso que es hasta que la pierdes. Yo siempre la comparo con la vida. Sabemos cuándo nacemos, porque eso dice nuestra acta de nacimiento, nació tal día, tal hora, en tal lugar, pero no cuándo vamos a morir. Tenemos la libertad y nunca sabemos cuándo la vamos a perder, y cuando la perdemos nunca sabemos cuándo la vamos a recuperar. Entonces, eso es algo que te... ese candadazo de todos los días a las ocho de la noche, ese pase de lista de todos los días a las ocho de la mañana es tan indigno para alguien que se sabe inocente y las cárceles están llenas de gente inocente. 40% son gente sin sentencia, que les es muy fácil mandarlos a la prisión y que quitarte ese estigma es extraordinariamente difícil. Y más con las mujeres, que son abandonadas. Las familias son pobres, la cárcel es muy cara, yo digo, es el hotel más caro de México. Por todo pagas, y el mantener a un familiar en la cárcel es demasiado. Muchas de ellas son madres. Lo poco que pueden trabajar allá adentro para generar recursos para sus hijos, que normalmente, ¿con quién se quedan? Con sus madres, con las abuelas, porque el marido las abandona. Muchas se están pagando por hombres. Por hombres que las traicionaron. Conocí el caso de Chabelita, que su hermano le dijo, préstame tu tarjeta porque me van a depositar un dinero de un trabajo. Y resultó ser que fue el dinero de un secuestro en el que ella no tuvo nada que ver. Y sin embargo, la que está en la cárcel es Chabelita y el que está libre es el hermano, por poner un ejemplo. Entonces, conocí esas tragedias. Vi que la cárcel era un lugar de hacer historias, pero también de hacer historia. Pude hacer historia estando en la cárcel. O sea, he hecho historia toda mi vida, y aún estando en la cárcel hice historia, con la visita del ministro Zaldívar.
¿Continuará tratando de ayudar a esas mujeres?
Claro, estoy luchando, apoyándolas de manera directa, con algunos casos pro bono, con contactos, con relaciones, para mí es más fácil moverme acá, desde luego, ya libre, tratando que la ley de ejecución penal, que establece todo un capítulo, que dice que debiera haber ya una política pública de liberación cuando se han cumplido ciertas características, se ponga en práctica, no la hay, hay una omisión brutal de la autoridad en ese sentido, y que podría liberar a muchas mujeres, siguiendo en contacto con los defensores públicos federales, que se hicieron cargo de muchos casos después de que fue el ministro Zaldívar, y tratando de hablar con quienes van a ser nuestros próximos legisladores, para decirles que la causa de la justicia debe de ser una de las principales causas en México, y que eso no se resuelve eligiendo a nuestros jueces y a nuestros magistrados y a nuestros ministros. Y tampoco con una mega cárcel. No estamos entendiendo, no estamos comprendiendo la dimensión que significa la justicia y de cómo en un nuevo sistema pro derechos humanos, pro persona, de presunción de inocencia, tenemos que cambiar toda la lógica punitiva a una justicia restaurativa, que es lo que verdaderamente haría prevalecer este enfoque de derechos humanos.
¿Cómo cree que va a ser recordada la administración de Enrique Peña Nieto?
Me lo han preguntado muchas veces y yo me siento profundamente orgullosa de lo que hice en el gobierno del presidente Peña, de lo que él me dejó hacer. De poner en marcha una cruzada nacional contra el hambre, de poner en marcha una política social con enfoque de derechos, de crear Prospera, que atendía desde que el niño nacía hasta el adulto mayor, vinculado al Seguro Popular, vinculado a la educación, vinculado a la educación. Que disminuimos carencias sociales, que disminuimos la pobreza extrema, que México crecía, que México tenía una presencia en el mundo, que el mantenimiento de todas las obras era fundamental, que se construyeron miles y miles de kilómetros de carreteras, que había un gran programa de infraestructura, que el turismo se convirtió en una de las principales actividades para el país. Es decir, hay muchos, muchos positivos en el gobierno del presidente Peña. Se acusa y se tomó como bandera el tema de la corrupción y lo de Ayotzinapa, y este gobierno ha superado con creces el problema de la corrupción, y nada más que no castiga. Hay alguien que dijo algo que me parece muy ejemplar, o ejemplificativo, más bien. El gobierno del presidente Peña metió más gobernadores priistas en la cárcel que el de López Obrador, que los metió a las embajadas y a los consulados. Esa es la gran diferencia.
¿Y la administración de AMLO?
Yo pensé que Andrés Manuel iba a ser un gran presidente. A pesar de que habíamos tenido nuestras diferencias, yo al hombre que conocí era un hombre con una gran vocación social, comprometido con su país, en el que yo creí y confié muchísimo. Después, pues vinieron momentos que nos distanciaron. Sin embargo, pensé que iba a ser un gran presidente. Y me apena mucho, me duele mucho, el ver esta falta de empatía, esta indolencia frente al dolor. Me parece hasta corrupción. El dolor de tantos mexicanos que han perdido a sus seres queridos. La indolencia frente a las madres buscadoras, frente a los 800 mil muertos del COVID, frente a los migrantes que murieron calcinados, frente a las masacres de los jóvenes, frente a las mujeres asesinadas. Y todo porque él no pudo superar esa venganza, ese odio, esa frustración de haber perdido la elección. Yo creo que si ya llegaste a la presidencia y que te costó tanto trabajo y llegas con 30 millones de votos, es para haber hecho mucho. Y no solo propaganda.