En los estados de Baja California Sur, Guerrero, San Luis Potosí, Tlaxcala y Yucatán, estos ataques se tipifican como agravante del delito autónomo de lesiones cometidas contra una mujer en razón de su género.
La Ley Malena ha sido impulsada por sobrevivientes de ataques con ácido y defensoras de los derechos humanos de las mujeres. Lleva este nombre por María Elena Ríos, una joven saxofonista de Oaxaca que sobrevivió a un ataque con ácido en 2019.
Desde entonces, Ríos ha hecho activismo en contra de la violencia hacia las mujeres y ha denunciado públicamente a su agresor y autor intelectual de la agresión, Juan Antonio Vera Carrizal, exdiputado local del PRI, que ha promovido diversos recursos legales para librar una sentencia.
En México no existe un registro oficial de las mujeres sobrevivientes de ataques con ácido, pero la Fundación Carmen Sánchez, creada por otra víctima de violencia ácida del mismo nombre, ha documentado, al menos, 105 agresiones de este tipo hasta 2022. El estudio del IBD refiere que el primer ataque con ácido en México del que se tiene noticia ocurrió el 9 de noviembre de 1988 en la Ciudad de México.
La Ley Malena tipifica como delito la violencia ácida ejercida contra mujeres, niñas, niños, personas trans o con discapacidad. Establece penas de 8 a 12 años de prisión contra los agresores y multas de hasta 76,000 pesos.
Si el ataque con ácido provoca daños graves y permanentes a la víctima, y ocurre en un contexto de previa violencia de género, deberá tipificarse como delito por intento de feminicidio. En estos casos, las penas serán de 11 a 46 años de prisión.