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#Crónica | El puente de Día de Muertos que Acapulco ya no celebró

Acapulco está apagado en pleno puente por el Día de Muertos. Es irónico, no hay ni ganas de celebrar a los difuntos tras el paso del huracán Otis.
jue 02 noviembre 2023 03:51 PM
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El sitio turístico que brilló en aquellos años 70 y 80, hoy está desolado, apagado.

(ACAPULCO) - Dios lo bendiga. Es la frase que más se escucha en Acapulco este jueves 2 de noviembre. En la fila para recibir comida gratis, en la de las medicinas, en la que reparten y surten el agua, en los espacios que dejan cargar la batería de los celulares y la oración que más escuchan aquellos que decidieron llegar al puerto, por cuenta propia, a donar víveres.

Acapulco está apagado en pleno puente por el Día de Muertos. Es irónico, no hay ni ganas de celebrar a los difuntos tras el paso del huracán Otis.

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Cuenta Juan, montado en su moto, uno de sus pocos bienes que salieron ilesos a la devastación del desastre, que los niños acostumbraban salir a pedir calaverita. Hoy no hay forma. El sitio turístico que brilló en aquellos años 70 y 80 está desolado, está apagado.

-Señora, señora, no se vaya. ¿Cómo se llama este panteón?

-Es el Panteón Del Valle de Luz.

-¿Sabe si está cerrado? No se ve que haya alguna persona adentro.

-La verdad no sé si hayan abierto, pero, ¿quién va a tener ganas de celebrar en esta situación?

La frase es dura y es seca, pero también es ilustrativa. A ese Acapulco que por las mañanas quemaba el Sol y por las noches sus luces de fiesta lo hacían uno de los puertos turísticos más referentes de México, hoy yace entre escombros, basura y mucha incertidumbre.

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Don Javier está formado para recibir un plato de alimento; atrás de él hay unas 20 personas más.

-¿Cómo le fue a su casa en el huracán?

-La verdad solo fueron unos vidrios rotos, nada mayor, pero sí estoy aquí, formado para la comida, es por la escasez, no hay nada, no hay tiendas, no hay farmacias, no tenemos nada. Llevo tres días formándome para comer, es la única oportunidad de llevarme algo al estómago.

Así como la fila de la comida en la que está formado Don Javier hay filas para todo. La más grande se ve en los bancos. Cientos de personas están dispuestas a perder hasta dos horas para tener dinero en efectivo.

También hay filas para recoger medicinas. La gente carga consigo sus recetas para que no le falte su dosis. En menor grado, también hay una fila que organiza la firma de seguros Quálitas, para asesorar a aquellos que perdieron o vieron afectado su automóvil.

De lo que se ve poco movimiento es de camiones sacando cascajos, basura y todo material inservible. Eso sí, la mayoría de los hoteles está reguardado por personal propio y también apoyado por la presencia de la Guardia Nacional.

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Los misterios del mar

La semana pasada Otis sorprendió no solo a los guerrerenses, también a los científicos que ya estudian cómo este fenómeno escaló de tormenta tropical a huracán categoría 5.

Pero mientras la comunidad analiza el fenómeno, las olas de la Bahía de Acapulco se mueven quietas, tranquilas, como cualquier día normal, como haciendo una tregua tras la devastación del pasado 25 de octubre, pero ya nadie las ve igual, nadie se atreve a meterse a nadar por ahora.

#QuéPasóCon Acapulco y el Huracán Otis, ¿por qué fue tan violento y cómo ayudar?

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Ya nos perdimos la Navidad

Hace unos días el presidente López Obrador fue optimista y prometió poner de pie a Acapulco en Navidad.

-Lo dudo, ´nomás vea cómo está todo destruido. Esto no se va a arreglar ni en diciembre ni en enero ni pronto, dice Aurora, aunque reconoce que ha visto presencia del gobierno para apoyar a la inmediata reconstrucción del sitio.

Pero hay algo que a Aurora y a muchos acapulqueños y guerrerenses los tiene con la cara de frente: el apoyo de la sociedad, en general.

Las caravanas de autos que se ven venir de distintos puntos del país encuentran en la carretera del Sol un punto de coincidencia. En las partes traseras de los vehículos se ven las botellas de agua, las bolsas de arroz, las de frijoles, se ven los paquetes de papel higiénico y también algunos cargan con cobijas. Aunque en el puerto hace calor, en la noche muchos pasan a la intemperie.

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Lo más importante ahora es atender las causas humanas, ver por los que lo perdieron todo y ya luego vendrá la reconstrucción en serio de nuestro sitio turístico, dice J, quien pide sólo mencionarlo así, pero que es dueño de un pequeño bar en la costa.

Como sea, la gente aquí se aferra a la fuerza de su cuerpo, o de su espíritu, y también de algo que no es fácil de explicar… la fe.

-Dios lo bendiga, se vuelve a escuchar a lo lejos durante el recorrido de esta crónica.

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