Ejercer el periodismo es peligroso, pero la violencia no solo procede del crimen, ¿también de las autoridades?
Llevamos atravesando ya varios años de mucha violencia, y de mucha violencia en muchos sentidos, por un lado, del crimen organizado y de grupos delictivos, pero por otro lado también la violencia política, donde nuestros gobernantes, y sobre todo de quienes gobiernan de manera autoritaria como si fueran reyes, donde lo último que les preocupa es gobernar bien para su ciudadanía.
También diría que no solo en México, también a nivel más global estamos atravesando un momento en el cual las democracias están en una situación muy frágil y la libertad de expresión está en jaque, está amenazada,representa un riesgo y representa un problema para quienes quieren gobernar de manera autoritaria. Esto se ve de manera más exacerbada en municipios chicos, y diría que no solo es en México.
¿La amenaza no es solo a periodistas de investigación?
Yo creo que el periodismo de investigación no es el que necesariamente está más en riesgo. El periodismo que se hace desde las comunidades, para las comunidades, señalando los abusos de poder es el que está más en riesgo. Y ese no necesariamente tiene que ser periodismo sofisticado, no tiene que encontrar el documento oculto que comprueben un desvío de fondos. Muchas veces basta con decir esta escuela sigue en construcción cuando se prometió que se iba a terminar hace tres años y es una injusticia que los niños vayan a la escuela en esas condiciones. Decir eso puede ser mucho más peligroso, quizás que una investigación.
¿El enemigo para el periodismo está en las bandas del crimen organizado o en las propias autoridades?
Uno de los grandes retos es que en este país nunca se encuentran los autores intelectuales, nunca se les lleva a la justicia, se les procesa y se les sentencia.
Lo que significa que nunca conocemos la verdad sobre el porqué de los ataques. Muchas veces, efectivamente, son alcaldes, diputados, funcionarios públicos, policías, funcionarios públicos y lo que suele suceder es que a las personas a las que sí atrapan, a las que sí procesan y a las que sí sentencian son los autores materiales, a los que jalan el gatillo, a los que cometen el homicidio físicamente, estos suelen ser pistoleros, sicarios o miembros de grupos delictivos.
Claramente, hay un contubernio o hay una colusión de que colaboran, pero sí, e incluso de los casos que no llegan a homicidios que están registrados como ataques o amenazas por Artículo 19, más de la mitad provienen de funcionarios públicos.
Entonces, es una mezcla entre caciques y de capos, y muchas veces los caciques son funcionarios públicos que tienen relaciones con brazos armados con los grupos organizados. Ahora, también hay algunos casos, y yo diría que son los menos, donde sí es el grupo del crimen organizado el que ordena el homicidio. Te diría que el caso de Javier Valdéz es uno de ellos.