“La institucionalidad, los procesos administrativos, la burocracia fueron formados por hombres y para hombres, ni siquiera las mujeres tenían posibilidad, mucho menos las personas trans que estamos generando una cultura de respeto”, declaró.
El asesinato de Paola Buenrostro frente a sus ojos cambió la vida de Kenya Cuevas y la llevó por un camino en el que comprendió su propia historia y la de miles de mujeres trans en México.
La activista aprendió de leyes para defender a Buenrostro y a otras mujeres trans que han muerto en estos años, además de asesorar a esta comunidad en los trámites para legalizar su identidad y que tengan trabajo y acceso a servicios básicos.
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En ese intento fundó la “Casa de las muñecas tiresias” y la Casa Hogar Paola Buenrostro, el primer albergue para este sector de la población y en donde encabeza un grupo dedicado a la reinserción social y laboral además de acompañamiento a víctimas.
Su trabajo está plasmado en el documental “Kenya”, dirigido por la mexicana Gisela Delgadillo, quien filmó el día a día de Cuevas para exponer las violencias y la discriminación que enfrentan las mujeres trans.
“Ellas cargan muchísima violencia en sus historias de vida, historias de rechazo que les suelen doler mucho. La vida en la calle, el trabajo sexual, el consumo, ese modo de vivir ya lo traen en el ADN, es lo único que conocen porque la sociedad no les ha permitido estar en otros espacios”, dijo la directora.
La labor de Cuevas logró que en 2022 un juez diera la primera sentencia con perspectiva de género por el transfeminicidio de Naomi Nicole, asesinada dos años antes en Ciudad de México.
“Hemos estado abriendo una brecha, a través de la institucionalidad”, comentó. “Los derechos no son negociables y también se rescatan, tenemos que rescatar lo que se nos ha arrebatado”, concluyó.