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A horas de culminar el Título 42, migrantes intentan cruzar a Estados Unidos

La frontera del lado estadounidense fue reforzada con agentes migratorios y personal de la Guardia Nacional. Centenares de migrantes intentan cruzar la frontera antes del fin del Título 42.
jue 11 mayo 2023 12:43 PM
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CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA, 11MAYO2023.- Elementos del ejército de EUA refuerzan con alambre con púas donde migrantes de diversas nacionalidades esperan para que autoridades de ese país resuelvan su situación migratoria. FOTO: JUAN ORTEGA/ CUARTOSCURO.COM

A unas hora de que culmine el Título 42, una medida migratoria impuesta por el gobierno del expresidente de Estados Unidos Donald Trump por la pandemia de covid-19, centenares de migrantes de centro y sudamerica hacen largas filas en la puerta 40 y 42, también llamada “Zona Amarilla”, en busca de ingresar a Estados Unidos o iniciar una solicitud de refugio.

Algunos migrantes tratan de aprovechar las últimas horas del título 42 para pedir a las autoridades estadounidenses que sean aceptados como refugiados por distintas causas y, en caso de que ello no ocurra, sean deportados a México y no a su país de origen.

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La zona amarilla de Ciudad Juárez

Ante el término del Título 42 y la entrada en vigor del Título 8, que impone mayores requisitos para la solicitud de refugio y deportaciones ya no a Mexico, sino a los países de origen de los migrantes, la línea fronteriza entre Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas , fue reforzada del lado estadounidense.

Decenas de agentes migratorios y de la Guardia Nacional de Estados Unidos fueron desplegados en su territorio para evitar un ingreso masivo ilegal de migrantes.

Desde las primeras hora, personas en situación de movilidad, que durmieron debajo de puentes o en casas de campaña en colonias cercanas a la línea fronteriza, se acercaron nuevamente a las vallas metálicas en busca de acercarse a las puertas 40 y 42.

Con una mochila que apenas guarda una o dos mudas de ropa, gorras para atajar el sol y algunos hasta con bebé en brazo, los migrantes cruzan en Río Bravo, que está convertido prácticamente en un canal de aguas negras.

Ya en el territorio estadounidense, los migrantes buscan orificios por donde esquivar un enmallado de púas y llegar a las puertas 40 y 42.

Algunos lo logran, pero de inmediato son interceptados por agentes de migración, quienes les indican que no pueden ingresar de manera ilegal a los Estados Unidos y que inicien un trámite denominado CBP One, a través de una aplicación móvil, para solicitar refugio.

Algunos migrantes no se dan por vencidos y regresan a territorio mexicano, pero pasan pocos minutos y de nuevo intentan ingresar.

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A las puertas 40 y 42 las separa una distancia de cinco kilómetros, en este trayecto el río bravo tiene dibujados senderos que los mismos migrantes han marcado entre la maleza.

“Todos merecemos una oportunidad”

Kenneth Davalillo, un joven de 20 años, dejó Venezuela desde hace dos meses, de espaldas a la puerta 40 en Ciudad Juárez cuenta que hace un par de semanas intentó cruzar a Estados Unidos, pero fue detenido por agentes migratorios y deportado a México. Asegura que volverá a intentar las veces que sea necesario.

Con lágrimas y la voz entrecortada, Kenneth Relata que lo más difícil de este viaje es dejar a su familia y que para él solo hay “plan a” pues busca llegar a Estados Unidos, trabajar y enviar dinero para apoyar en los gastos de su hogar.

“Voy a intentar, pero tengo miedo de que me regresen a mi país después de todo lo que hemos sufrido y no es Justo porque todos merecemos una segunda oportunidad, no todos somos iguales, no todos somos malas personas y qué bonito sería cumplir el sueño americano” comenta.

Gustavo es venezolano y cuenta que ya ingresó al menos tres veces su solicitud de refugio, pero durante la vigencia del título 42 fue deportado las mismas veces a Ciudad Juárez.

Este jueves será su último intento y se juega el todo por el todo por lograr que sea aceptado por las autoridades estadounidenses.

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Relata que una vez que ingresan los migrantes por las puertas 40 o 42 son llevados a una estación migratoria del lado estadounidense que se asemeja a una cárcel, donde permanecen hacinados en cuartos con más de 200 personas, mientras esperan resolución de su solicitud de asilo o si son expulsados del país.

En este sitio, tienen que soportar frío por las noches y calores sofocantes por el día, así como raciones de comida que ellos califican como “muy mala” y que incluso les llega a hacer daño.

“Estamos prácticamente detenidos, nos tratan a uno como perro, nos ponen esposas como si fuera uno delincuente, no somos nada de eso” afirma.

Aunque en la línea fronteriza del lado mexicano no se observa un reforzamiento de personal de migración, en el aeropuerto Internacional Abraham González de Ciudad Juárez sí hay mayor presencia y retenes por parte de personal del Instituto Nacional de Migración.

Tras descender del avión, los pasajeros son conducidos por un pasillo que, conforme se acerca la salida, se hace más estrecho a fin de que los pasajeros queden uno a uno frente a un agente de migración.

Con tono fuerte, piden que cada pasajero porte una identificación, misma que es cotejada de manera manual por el uniformado, quien mira en repetidas ocasiones la credencial y el rostro de la persona que tiene enfrente para cotejar.

El agente de migración indica a qué parte del pasillo continuar; a la izquierda, significa que el pasajero puede dirigirse a la salida del aeropuerto.

Pero si el uniformado tiene alguna sospecha, sobre el documento, la nacionalidad de la persona o las intenciones de llegar a la ciudad, comienza un cuestionamiento.

“¿A dónde se dirige? ¿Con quien viene? ¿Que hará en Ciudad Juárez?”, cuestiona.

El agente de migración menciona la palabra "derecha" a fin de que otro agente que se encuentra del otro lado de la puerta –un hombre alto y robusto– señale el camino que conduce a una zona confinada, donde personas son nuevamente cuestionadas.

A pesar del reforzamiento de guardias en la frontera del lado estadounidense, en la parte mexicana pocas veces se puede observar a una autoridad y en raras ocasiones se aparece en la línea fronteriza una patrulla de la policía municipal de Ciudad Juárez, quienes sólo observan el movimiento de los migrantes y posteriormente se retiran.

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