“El Lobo” intentó justificarse asegurando, por un lado, que la Fiscalía no le preguntó específicamente sobre el exsecretario de Seguridad Pública García Luna hasta 2020 y, por otro lado, que tenía miedo de posibles represalias contra su familia.
En este sentido, Miedel sacó a relucir que en 2022 “El Lobo” le dijo a los agentes de seguridad estadounidense que se retractaba de sus declaraciones sobre García Luna y que no lo había conocido, aunque tras hablar con ellos, decidió seguir adelante con su testimonio original.
Asimismo, la defensa insistió en los acuerdos alcanzados entre la Fiscalía y el testigo para su reducción de condena.
Miedel hizo hincapié en que gracias a estos acuerdos, “El Lobo”, que se declaró culpable de narcotráfico, fue condenado en 2014 a 25 años de prisión y, posteriormente, en 2019 se redujo su condena a 16 años y medio.
Según el propio “Lobo”, su salida de presión está prevista para 2025.
La defensa también hizo hincapié en que tanto “El Lobo” como otros narcos, entre los que citó a Joaquín "El Chapo" Guzmán, "El Grande" o Alfredo Beltrán fueron detenidos entre 2006 y 2012, cuando García Luna era el secretario de Seguridad Pública.
Los abogados de García Luna sostuvieron que la Fiscalía no tiene pruebas "objetivas" contra su cliente, como documentos, grabaciones o videos y que se basan sobre los testimonios de criminales, narcotraficantes y asesinos que quieren vengarse de los responsables de seguridad y alcanzar acuerdos para salir cuanto antes de prisión.
La misma línea argumental fue utilizada por la defensa la semana pasada para desacreditar al primer testigo de la Fiscalía, Sergio Villarreal Barragán, alias "El Grande", un testimonio basado únicamente en sus palabras y que no pudo apoyar en grabaciones ni documento alguno, según insistió la defensa.