¿Qué ha pasado con los 10 mineros atrapados?
Luego de que este 3 de agosto 10 trabajadores quedaron atrapados en una mina de carbón en Sabinas, Coahuila, cuando se toparon con una mina antigua que estaba llena de agua y que, al venirse abajo, provocó la inundación, las autoridades del gobierno federal continúan con las labores de rescate.
Este martes, el gobierno federal informó que perforará cinco nuevos pozos para intentar extraer más agua.
La coordinadora nacional de Protección Civil de México, Laura Velázquez, detalló este 9 de agosto que ya son más de 130 horas de trabajos continuos, sin que hasta el momento existan condiciones para el ingreso de los cuerpos de búsqueda y rescate.
Aquí te presentamos un recuento de otros accidentes que no han pasado al olvido.
El Hondo
De acuerdo con la organización Familia Pasta de Conchos, el registro más antiguo de una catástrofe en la zona carbonífera de Coahuila es de 1889, cuando un estallido de gas metano en la Mina El Hondo mató a 300 hombres que no fueron rescatados y que se quedaron desde entonces bajo tierra.
Aunque este fue el primer incidente de gran magnitud del que se tiene registro, el accidente de Pasta de Conchos, ocurrido el 19 de febrero de 2006, en el que 65 mineros murieron, 63 de ellos quedaron sepultados, es uno de los más recordados y considerado como la mayor tragedia tragedia minera en la historia de México.
Pasta de Conchos
Durante la madrugada del 19 de febrero de 2006, hubo una explosión en la mina carbonera de Pasta de Conchos, propiedad de Grupo México, el más grande del país en este sector. En el lugar quedaron sepultados 65 mineros a 490 metros de profundidad y dentro de un túnel de 1.6 kilómetros.
A los cinco días del siniestro, Grupo México declaró muertos a los mineros sin haber instalado un equipo de monitoreo que permitiera una ubicación precisa, y, con base en un supuesto informe técnico y científico, señaló que no había "posibilidad alguna de supervivencia tras la explosión de metano", por lo que la búsqueda se suspendió.
Unas semanas antes del accidente, los trabajadores habían reportado algunas irregularidades en la mina, como alta concentración de gas metano, muy por encima de los estándares legales, según los testimonios de los familiares. Los niveles de metano fueron confirmados por Grupo México mientras realizaba las labores de búsqueda.
El 23 de junio del mismo año se recuperó el cadáver de uno de los mineros, Felipe de Jesús Torres Reyna, de 49 años. El 1 de enero de 2007 fue rescatado un segundo cuerpo, el de José Manuel Peña Saucedo.
Esto dio esperanzas a las familias. Incluso, Grupo México y el gobierno federal, entonces a cargo de Felipe Calderón Hinojosa, afirmaron que seguirían las labores de rescate de los demás mineros muertos, pero esto no ocurrió.
De este incidente hay varias versiones. Grupo México argumentó que se generó una explosión a causa de una bolsa de gas (que sale del subsuelo al momento de la extracción de carbón) y que, como consecuencia, la temperatura subió a más de 900 grados. No obstante, las necropsias de los dos únicos cuerpos rescatados indicaban que su muerte fue provocada por asfixia y no por calcinamiento.
Hasta el día de hoy, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene la promesa de que los cuerpos de quienes quedaron sepultados en este incidente serán rescatados.