“…con desarrollo se demuestra, gobierno y pueblo hacen la fiesta. El campesimo y la gran empresa. Qué viva México y que florezca”, reza una estrofa de la canción “Solidaridad”, en la que se oyen las voces de Mijares, Vicente Fernández, Pandora y Rigo Tovar, entre otros cantantes y actores, que en su mayoría pertenecían a Televisa.
Con esta canción, de casi nueve minutos de duración, se buscó exaltar uno de los ejes emblemáticos del expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien gobernó de 1988 a 1994: el Pacto de Solidaridad Económica.
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La canción se estrenó en 1989, es decir, cuando el priista arrancó su presidencia. Este recursos significó una nueva estrategia de comunicación en la que el gobierno mexicano quería mostrarle al mundo que el país se encaminaba a una nueva era de inclusión internacional.
El productor Luis de Llano se encargó de reunir a cantantes del momento, como Pandora, Garibaldi, Lucía Méndez, Verónica Castro, Mijares, Timbiriche y Onda Vaselina, para promocionar el programa presidencial, que pretendía acabar con la pobreza y la desigualdad.
Pero ¿en verdad funcionó el Pacto de Solidaridad Económica?
El Pacto de Solidaridad Económica (PSE) no nació con Salinas de Gortari. Su origen parte de su antecesor, Miguel de la Madrid, en el llamado acuerdo político-económico de 1987, que tenía el objetivo de detener el incremento de los intereses, la inflación, la devaluación del peso mexicano y el bajo crecimiento económico.
Para 1989, el proyecto fue reforzado por el expresidente Carlos Salinas de Gortari con la firma del Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE).
Si bien logró detener la inflación y mantener un crecimiento económico moderado, este pacto también trajo consecuencias no favorables para la economía, como el deterioro de la capacidad productiva local, la pérdida del valor real de los salarios, y un mayor desempleo.
Los objetivos del Pacto de Solidaridad Económica fueron los siguientes:
Deslizar el peso frente al dólar.
Incrementar el salario entre 6% y 8%.
Defender la estabilidad de precios.
Promover el crecimiento económico.
Estimular la producción agrícola por medio de la canalización del crédito público.
Renegociar la deuda externa.
El gobierno se comprometía a no incrementar impuestos, costo de luz, combustibles, agua y teléfono (industrias controladas por el gobierno).
En cambio, el productor de igual manera se comprometía a mantener las cotizaciones de sus bienes y servicios, los comerciantes no incrementarían los precios a los consumidores y los trabajadores no demandarían más incrementos salariales.
Sin embargo, este plan se rompió con el siguiente ciclo: el incremento salarial provoca mayores gastos a la empresa que aumenta precios al comerciante y que a su vez eleva las cotizaciones a los consumidores, que necesitaban ganar más para comprar lo mismo.
El crecimiento económico moderado entre 1989 y 1991 empezó a decrecer a partir de 1992, sin llegar a obtener el 6% de incremento en 1993 y 1994 como se había proyectado.
Las tasas de interés fueron muy altas, sobre todo a partir de 1988, para estimular y mantener los flujos de capital externo.
El nivel salarial mantuvo un bajo poder adquisitivo, y aunado a la baja tasa de empleo denotó una política de ajuste estructural de carácter excluyente.
Todo lo anterior llevó a más privatizaciones y a la profundización del proceso de desregulación de la economía, así como a una mayor apertura comercial y financiera del país, concluye el texto.
El 1 de diciembre Salinas terminó su mandato y Zedillo tomó posesión de la Presidencia. Nadie imaginaba entonces que México estaba a punto de sufrir una de las crisis más angustiosas de su historia.