También detalló que, al denunciar, fue sometida a un interrogatorio durante tres horas, en el cual incluso le pidieron una "prueba de virginidad". El agresor declaró que ella era su novia y en un giro, "por alguna razón, yo había pasado a ser la acusada" por haber sostenido una relación "extramarital".
En Qatar, la condena por tener una relación extramarital es de siete años de cárcel y, en ocasiones, 100 latigazos. Esa fue la sentencia que las autoridades de ese país le impusieron a la víctima.
La sentencia no se llevó a cabo gracias a que Paola logró salir del país con la ayuda de Supreme Committee. Mientras se llevaba a cabo el juicio en Qatar, denunció la joven, su abogada intervino poco, y al final ella y el abogado de su agresor le dieron una "solución" para que se retiraran los cargos: casarse con él.
Las fallas de la embajada
En su columna, Paola enfatizó que, además del sistema que criminaliza a las mujeres en Qatar, en su caso hubo otro error aún más delicado, que tiene que ver con la falta de un protocolo de protección con perspectiva a víctimas de violencia en el Servicio Exterior Mexicano.
"Durante mi proceso, observé la poca, o más bien, nula preparación de la Embajada para actuar en mi defensa. Nadie de las y los diplomáticos hablaba ni un poco de árabe, pero tampoco tenían el menor conocimiento de las leyes locales. Pudieron comunicarme con una traductora, por celular, después de las tres horas de interrogatorios con la policía. (...) Mi mamá y yo nos sentimos completamente abandonadas por una Embajada cuyo cónsul contestaba 'pues cierren bien la puerta'.
"¿Cómo servirá esa misma Embajada a miles de mexicanas y mexicanos que asistan al mundial en un país donde las relaciones fuera del matrimonio o la homosexualidad son penadas? ¿Cómo servirá esa Embajada a miles de mexicanas y mexicanos que no hablen árabe, que tampoco conozcan las leyes qataríes?", cuestionó la joven.