Fracaso podría repetirse
En su escrito, el legislador retomó la tesis del economista Karl Marx en el sentido de que los acontecimientos de la historia se repiten primero como tragedia y después como una farsa, pero que esa repetición es posible por error, pues se tienen elementos para evitarlo.
A su juicio “la historia nos muestra que las grandes revoluciones, que en su mayoría han sido violentas, en el mejor de los casos se interrumpen y, en el peor, colapsan, porque quienes las llevaron a cabo fueron incapaces de sostener principios y renovar democráticamente las dirigencias de sus movimientos, sin desatender que, a causa de rencillas internas que bien pudieron dirimirse, generaron confrontaciones insalvables y colapso institucional en el proyecto”.
Así se refirió a varios acontecimientos históricos: la conquista española, posible por la incapacidad del gobernante mexica Moctezuma, de solucionar “conflictos internos existentes con otros grupos, como los tlaxcaltecas” y en la Independencia, “el naciente México se fraccionó entre liberales y conservadores”; en 1848 el país perdió más de la mitad del territorio nacional “por falta de unidad”.
“Lo mismo ocurrió en la guerra de Reforma, cuando las luchas intestinas consumieron al país, alejándolo de la reconciliación” escenario que se repitió en la Revolución mexicana entre constitucionalistas y zapatistas, cuando ya habían logrado desterrar a Porfirio Díaz.
“Hasta nuestros días, es ilustrativo cómo al interior de todos los movimientos que intentaron cambiar el curso del país hubo figuras al frente de grupos que impidieron la consumación de la transición política”, escribió.
Igual ha pasado –agregó– en otros países del mundo “que nos advierten sobre los peligros que este tipo de disputas representan al interior de un movimiento, y que sirven como parangón, especialmente cuando para dirimirlas están ausentes las condiciones de equidad y, sobre todo, de procesos democráticos”.