“Hasta donde yo alcanzo a ver, han sido resoluciones tomadas con base en lo que dicta la Constitución y la Ley y uno debe preguntarse: Una autoridad electoral autónoma ¿a quién debe responder? Al presidente o a la Constitución y la Ley. Por su puesto a la Constitución y la Ley para que el propio juego democrático siga desarrollándose”, acotó.
Para Woldenberg, autor del libro Historia mínima de la transición democrática, el país vive un momento complicado y se debe estar atento para ver qué sucede con las universidades públicas y el INE, para que puedan enfrentar con éxito estos ataques a su autonomía.
Ello, expuso, contrario a lo que sucede en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que dejó de lado su autonomía “porque, desde mi punto de vista, ha sido desvirtuada, porque más que defender a los ciudadanos frente a los actos del poder, es una comisión que se entiende a sí misma como una dependencia del gobierno federal”.
En el evento, Marcela Ávila-Eggletón, miembro titular de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales, recordó que, para la UNAM, la autonomía es una pieza fundamental para asegurar la supervivencia en el desarrollo de la ciencia, pero también para el fomento de la discusión crítica con base en la evidencia y la argumentación.
“Esa crítica constante y con saña a las instituciones autónomas, justamente muestra ese talante autoritario que busca cancelar esa posibilidad de discusión critica”, dijo.
Muestra de ello, añadió la doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, es el discurso en las mañaneras del presidente con una cantidad de información sin sustento, “con aseveraciones que no se pueden probar pero que son cuando menos imprecisiones, por no decir mentiras”.