Posteriormente, los migrantes se internaron sobre la carretera costera en Chiapas, avanzando varios kilómetros en un solo carril y de manera ordenada bajo temperaturas que superaban los 38 grados centígrados.
Oscar Hernández, de El Salvador, contó que la caminata ha sido difícil pero su meta final es llegar a la frontera norte, a pesar de las carencias que se tienen durante la travesía.
Los migrantes siguieron su curso hasta llegar a una garita del gobierno federal en Huixtla, donde pasaron sin contratiempos y sin ser molestados por elementos de la Guardia Nacional y agentes migratorios.
Al grito de "¡sí se pudo!", "¡libertad!" y "¡el pueblo unido jamás será vencido!", pasaron caminando por esta caseta.
Los elementos federales únicamente observaron el paso y tomaron fotografías del ingreso masivo de los extranjeros, que no se detuvieron con tal de poder llegar a Villa Comaltitlán horas después.
Para el activista del Centro de Dignificación Humana (CDH) Luis Rey García Villagrán, esta es también una marcha por la niñez, pues de los 4,000 migrantes que se estima que avanzan en caravana, unos 1,250 son menores.
Lorena del Socorro Saraica, de Nicaragua, insistió en que su propósito es llegar a la Ciudad de México para poder regularizar su situación con mayor celeridad en la sede del Instituto Nacional de Migración (INM), pues en Tapachula las autoridades están saturadas.
Más de un millar de migrantes marchan a la Ciudad de México