Al respecto algunos economistas como Valeria Moy y Macario Schettino también han advertido de los riesgos que esta reforma implica.
Moy explicó en su cuenta de Twitter que hoy por hoy, cuando entran dólares en efectivo al país y se cambian por pesos en instituciones financieras éstas tienen restricciones que están diseñadas para impedir o al menos limitar, la entrada de recursos de procedencia ilícita al sistema financiero, es decir, evitar el lavado de dinero.
“Así, el riesgo lo asume el banco comercial que reporta las transacciones a Hacienda. La idea es frenar el lavado de dinero”, señaló.
La economista resaltó que los bancos, en sus operaciones normales, usan los dólares recibidos y si tienen "sobrantes" los regresan a Estados Unidos, a través de operaciones con bancos con los que tienen convenio, bancos "corresponsales" y que Banxico, en la conformación de sus reservas, compra o vende -de las instituciones financieras- los dólares u otras divisas que considere pertinentes para mantener su balance y cuidar su función principal que es mantener el poder adquisitivo de la moneda.
Pero si esta reforma se aprueba, el Banco de México tendría que tomar los dólares "sobrantes" que los bancos no puedan regresar e incorporarlos a las reservas internacionales, obligándolo de hecho a alterar su balance.
Por lo que consideró, se vulneraría la autonomía del Banco de México porque se le estaría obligando a mover las reservas sin que éste pudiera hacerlo conforme a sus objetivo, y quizás lo más grave es que se traspasaría el riesgo de los bancos comerciales al Banco Central, es decir, Banco de México acabaría incorporando a las reservas internacionales recursos de procedencia ilícita, corriendo incluso el riesgo de que éstas fueran congeladas de darse una investigación de lavado de dinero.